

La idea tradicional de dejar de trabajar al llegar a cierta edad se está desdibujando en una de las naciones más desarrolladas de Asia. Este país enfrenta un profundo desafío demográfico que ha obligado a repensar su modelo laboral y su política de pensiones.
En este país asiático, la jubilación ya no es una meta segura, sino una opción que cada vez menos personas están dispuestas -o pueden permitirse- tomar.
Japón y su nuevo paradigma laboral para los adultos mayores
Lejos de lo que ocurre en otras potencias como China o India, Japón ha tenido que reformular por completo su sistema de trabajo ante el envejecimiento acelerado de su población. Con una tasa de natalidad estancada desde hace décadas y una escasez crítica de mano de obra joven, tanto el gobierno como las empresas privadas de este país asiático han apostado por mantener en activo a millones de adultos mayores.

Desde la reforma en 2023 que elevó la edad de jubilación de 60 a 65 años, el sector empresarial japonés no ha dejado de adaptarse. Según datos de la Federación Empresarial Japonesa, el 99.9% de las empresas ya implementa medidas para retener a empleados mayores de 65 años. Pero el compromiso va más allá: cerca del 30% de ellas garantiza oportunidades laborales para personas de 70 años o más.
Hoy en día, más de 5.4 millones de japoneses mayores de 70 siguen trabajando activamente. El 80% de quienes están en edad de retiro prefiere seguir en sus empleos actuales. El testimonio de Atsushi Morishita, fundador de Tenpos Holdings, resume el sentir de una parte importante del país: "Las personas de 60 años son jóvenes".
La esperanza de vida y las pensiones: dos factores que desafían la jubilación en Asia
Japón ostenta una de las esperanzas de vida más altas del mundo: 87,14 años en mujeres y 81,09 en hombres, según datos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar. Esto implica que muchos japoneses alcanzan la edad legal de jubilación en buen estado de salud, lo que les permite continuar su vida laboral sin mayores complicaciones, especialmente si se adaptan los horarios a sus necesidades físicas.

Pero además de la salud, el tema económico es clave. El sistema público de pensiones en Japón otorga un máximo de 831,700 yenes anuales, aproximadamente 5,100 euros, lo que equivale a unos 245 euros mensuales por persona. Esta cifra, muy limitada, obliga a los adultos mayores a complementar sus ingresos con empleos a tiempo parcial o con contratos que les garanticen mejores salarios por hora.
El impacto del envejecimiento en el trabajo en Asia más allá de China
Si bien China e India suelen acaparar los reflectores cuando se habla de Asia, Japón representa un caso singular. Mientras otros países de la región siguen contando con grandes poblaciones jóvenes, Japón lidia con un entorno laboral donde el 15% de la fuerza de trabajo ya supera los 65 años.
En un contexto donde la longevidad crece y las pensiones disminuyen, lajubilación ya no es el final del camino laboral, sino un punto de inflexión hacia nuevas formas de trabajo para adultos mayores en Japón.













