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Un año después de su visita a nuestro país, una escultura de 4.60 metros de alto y 1,110 kilos recuerda su paso por México. Creada por Pedro Francisco Martínez, la imagen del Papa Francisco protege a los migrantes en la frontera con Estados Unidos, en El Punto, Ciudad de Juárez.

Se trata del lugar donde el 17 de febrero de 2016 celebró una de sus ceremonias más emblemáticas. Frente al Río Bravo y a pocos metros de la línea que divide a México de Estados Unidos, evoca la misa en honor a las personas migrantes.

El Papa Francisco y los migrantes

Aquella misa multitudinaria tuvo un significado profundo. El Papa abrazó en la liturgia a todos aquellos que arriesgan sus vidas al intentar cruzar hacia el norte. Aquel día, cientos de miles de fieles se congregaron para escuchar su mensaje, mientras del lado estadounidense ocurría lo mismo: aunque a la distancia, los fieles presenciaban el evento.

La misa resulta un recuerdo más que simbólico del legado de Francisco. Y es que desde 2013, cuando se convirtió en Sumo Pontífice, el argentino hizo un voto en defensa de los más desvalidos, de los desamparados. Con la humildad que lo caracterizaba, aquel acto litúrgico fue mucho más que una misa: fue la visibilización de una realidad dolorosa.

Hoy es la imagen inaugurada en 2017 la que, de manera silenciosa, continúa su legado. Es cierto que la actividad en El Punto no es la de aquel entonces. El movimiento allí ha disminuido desde entonces y el sitio ha sido usado ocasionalmente como albergue temporal para migrantes.

La estatua de Martínez fue encargada por un grupo de empresarios encabezado por la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Ciudad Juárez y se apoya sobre un pedestal de bronce. El proceso de creación involucró a la comunidad: se recolectaron cerca de 300 kilogramos de llaves viejas, donadas por la población.

Las llaves donadas se integraron al bronce fundido como gesto simbólico de unidad. El material restante fue aportado por constructoras locales e incluyó mármol y concreto.

El "legado" de la monumental escultura del Papa Francisco

Cargada de simbolismos, las escultura del Papa Francisco captó la esencia del Sumo Pontífice fallecido a los 88 años el pasado 21 de abril. En su diseño no solo destaca su sonrisa serena y cercana, o su brazo extendido con una paloma de la paz. Hay una serie de detalles que describen el espíritu de Francisco: los zapatos gastados, los 33 botones de la sotana en alusión a la edad de Jesús al morir crucificado.

La obra replica en sí misma el cuidado detalle que tuvo la misa del 2016 en donde el sentimiento de protección y neutralidad tomaron escena. En efecto, en ese momento El Punto fue transformado en un recinto capaz de albergar a 250 mil personas.

El altar fue diseñado por los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, con materiales extraídos de la sierra de Juárez. Las piedras fueron talladas bajo supervisión vaticana para levantar la estructura. Y durante la ceremonia, el papa bendijo cruces en memoria de los migrantes fallecidos y colocó una ofrenda floral en su honor.

Más aún: el escenario se orientó de manera que no mirara ni a México ni a Estados Unidos, como señal de neutralidad y enfoque hacia los desplazados. Se distribuyeron unas 50 mil hostias en esa celebración eucarística.

La homilía hizo un llamado a respetar los derechos humanos de las personas migrantes. Francisco habló de la necesidad de reconocer su dignidad y denunció las condiciones de violencia y exclusión que los empujan al éxodo.

Hoy, aunque la figura del papa permanece en pie, el entorno muestra deterioro. El espacio ha sido reutilizado de forma intermitente como refugio para migrantes, pero carece del mantenimiento que tuvo en su momento de esplendor.