

Unhallazgo sin precedentesse dio gracias a un estudio científico publicado en Nature Ecology & Evolution, el cual sugiere que las aves coloridas podrían ser descendientes de un mismo ancestro iridiscente, ya que luego de analizar a más de 9,400 especies los investigadores detectaron un patrón común en las estructuras que producen brillo y tonos intensos en el plumaje.
De ser así, este rasgo común sería algo heredado. Colibríes, pavos reales y aves del paraíso serían parte de esa línea evolutiva original, según los datos citados por National Geographic.
Aves: ¿qué representa el hallazgo sobre el ancestro iridiscente?
El estudiocruzó información genética con archivos históricos, fotografías y documentación visual. Los investigadores observaron coincidencias en la forma en que la luz interactúa con las plumas de distintas especies, lo que apunta a un origen compartido.

Las estructuras microscópicas responsables de la iridiscencia aparecen en aves muy distintas entre sí, pero con patrones similares. Esta coincidencia lleva a pensar que un único antepasado transmitió esa capacidad a lo largo del tiempo, modificando el modo en que se interpreta la evolución de estos colores intensos.
El equipo detrás del estudio destaca que este descubrimiento podría cambiar la forma de clasificar grupos de aves que hasta ahora parecían no tener relación directa. La posibilidad de un punto de partida común añade una capa más compleja al árbol genealógico de las especies con plumajes brillantes.
¿Qué implica este estudio científico sobre el mismo ancestro de las aves coloridas?
Si la teoría del ancestro iridiscente se confirma, la clasificación de muchas aves deberá revisarse. El hallazgo también abre nuevas preguntas sobre cómo ciertas características visuales se mantienen por millones de años sin perder su función.

Corey Callaghan, investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur, ya había estimado que existen más de 50 mil millones de aves silvestres en el planeta.
En este nuevo análisis, los científicos plantean que al menos parte de ellas comparten una misma base genética para producir reflejos tornasol, incluso si pertenecen a grupos lejanos entre sí.













