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Un equipo de arqueólogos descubrió en Jerusalén los restos óseos de una monja del siglo VI que fue enterrada con el cuerpo completamente encadenado, en un acto de extrema mortificación corporal. El hallazgo, considerado único en el mundo, fue realizado por la Autoridad de Antigüedades de Israel, IAA, por sus siglas en inglés, en el sitio de un antiguo monasterio bizantino, ubicado a tres kilómetros al noroeste de la Ciudad Vieja.

El esqueleto, en avanzado estado de descomposición, fue identificado como femenino gracias a un innovador análisis proteómico aplicado al esmalte dental. La monja fue encontrada atada con más de 30 anillos de hierro en cuello, brazos y piernas, y su tumba, ubicada bajo el altar de la iglesia, sugiere que fue honrada con una sepultura especial. "La mujer fue descubierta en una tumba individual, dedicada a ella como señal de honor bajo el altar de la iglesia - bema", explicaron los investigadores de la IAA.

Una práctica de ascetismo extremo, ahora también documentada en mujeres

La investigación reveló que la monja fue víctima de una práctica radical conocida como ascetismo extremo, en la que el cuerpo era sometido a sufrimientos físicos para alcanzar la perfección espiritual. Hasta ahora, este tipo de prácticas se había documentado exclusivamente en hombres, por lo que este hallazgo cambió la mirada histórica sobre el papel de las mujeres en contextos monásticos radicales.

"La comprensión de que comportamientos de ascetismo extremo eran también dominio de mujeres representa un avance significativo en la arqueología religiosa", señaló el equipo liderado por Dr. Yossi Nagar, Zubair Adawi y Kfir Arbiv, de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

  • La mujer llevaba entre 12 y 14 anillos de hierro en los brazos o manos
  • Cuatro anillos alrededor del cuello
  • Al menos 10 anillos en las piernas
  • Placas metálicas adheridas al abdomen que le daban apariencia de armadura
  • Un pequeño crucifijo metálico fue hallado junto a su cuerpo

Un monasterio del siglo VI, testigo del dolor y la devoción

El lugar del descubrimiento fue identificado como un monasterio bizantino activo entre los siglos V y VII d.C.. Durante la excavación, los arqueólogos hallaron criptas funerarias bajo el altar de la iglesia, en las que también aparecieron restos de hombres, mujeres y niños. Sin embargo, la tumba de la monja encadenada destacó por su disposición y sus particularidades físicas.

"La forma en que su cuerpo fue enterrado, atado, cubierto de hierro, debajo del altar,nos dice que se trataba de alguien venerada o con un rol especial en la comunidad", explicó el equipo.

A pesar del deterioro, los restos óseos preservaron suficiente material dental para aplicar un método de identificación de sexo biológico desarrollado por el Instituto Weizmann de Ciencia.

"La tecnología proteómica nos permitió identificar el esqueleto como femenino mediante proteínas específicas del esmalte dental, codificadas por los cromosomas sexuales", afirmó la Dra. Paula Kotli, investigadora principal del estudio, junto a David Morgenstern y la Prof. Elisabetta Boaretto.

"Este es el primer testimonio arqueológico conocido en el mundo que documenta el ascetismo extremo en una mujer", concluyó el equipo arqueológico de la IAA.