La guerra entre Irán e Israel dejó de ser un conflicto bilateral. En las últimas horas, el movimiento hutí de Yemen ha irrumpido con fuerza en el escenario bélico al confirmar su apoyo militar a Teherán y lanzar misiles contra "objetivos sensibles" en territorio israelí, según reveló EuroNews. El grupo chií, alineado desde hace décadas con la República Islámica, se erige ahora como un nuevo actor con poder de desestabilizar la región.
Mohamed al Bujaiti, alto cargo hutí, declaró que están dispuestos a "devolver el favor" a Irán por su respaldo en Gaza y en otros frentes, con ataques directos desde Yemen como parte del "proyecto regional" común.
Esta afirmación, difundida por EuroNews, confirma que los hutíes coordinan sus movimientos con Teherán y están preparados para una escalada mayor.
Los hutíes desafían a Israel: "Estamos listos para una guerra prolongada"
El líder del movimiento, Abdul Malik al Houthi, lanzó una amenaza directa: "Estamos listos para una guerra abierta y prolongada contra Israel", según reprodujo EuroNews. Este posicionamiento no es nuevo, pero sí marca un giro más beligerante dentro del llamado "eje de la resistencia", al que también pertenecen Hezbolá y diversas milicias en Siria e Irak.
Además, los hutíes afirmaron que la región enfrenta su "última batalla" entre dos modelos opuestos: el eje proiraní y el proyecto geopolítico de Israel. "Si Irán cae, entramos en la era israelí", sostienen sus documentos internos. Mientras tanto, su accionar podría reactivar los bombardeos de EE.UU., con quien habían pactado una tregua en mayo.
Un frente que amenaza al mar Rojo y a la estabilidad global
Los recientes ataques hutíes desde Yemen también tienen una dimensión estratégica: el grupo controla vastas zonas del norte del país, recursos petroleros clave y el paso marítimo del mar Rojo. El Instituto Alma de Estudios Israelíes señala que, gracias al apoyo militar y logístico de Irán, los hutíes han evolucionado más rápido incluso que Hezbolá.
En su arsenal hay desde drones suicidas hasta misiles balísticos de fabricación propia. De escalar su participación en el conflicto, no solo se pondría en riesgo la paz en Gaza, sino también la seguridad del comercio marítimo internacional, especialmente en el estrecho de Bab al Mandab, una arteria clave para el transporte global de petróleo y mercancías.