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Cuando el 30 de septiembre de 2023 el Papa Francisco nombró como cardenal a Robert Francis Prevost, el Papa León XIV, sabía lo que hacía. Apenas nueve meses después de designarlo como prefecto del Dicasterio para los Obispos, una figura central para el Vaticano, Bergoglio daba señales claras de que en Prevost no solo veía a un colaborador inmediato sino también a un posible sucesor.

En aquel entonces, la designación de Prevost sorprendió a muchos tanto por su perfil como por el peso simbólico del cargo que tendría. Sin embargo, Francisco evidentemente, sabía lo que hacía al depositar su confianza en él.

El día en que el Papa León XIV fue nombrado cardenal por Francisco

En la práctica, Prevost era uno de los 108 cardenales nombrados por Francisco habilitados para participar activamente en el Cónclave que finalmente lo eligió como sumo Pontífice. El día que recibió su birreta en 2023, Bergoglio lo ubicaba en el lugar de quienes están llamados a influir o incluso protagonizar el futuro cónclave. Y no se equivocó.

En el entorno vaticano, este tipo de movimientos rara vez son neutros. La doble responsabilidad que asumió desde Roma -como prefecto y como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina- reforzaba su proyección global y en particular hacia Latinoamérica, una región donde la Iglesia concentra a la mayor parte de sus fieles.

La experiencia de Prevost en el Perú, donde vivió durante décadas como misionero, formador y obispo, lo había preparado para esa dimensión.

El perfil de Prevost que vio el Papa Francisco

Concluido el papado de Francisco es innegable que su mirada estuvo siempre sobre los desprotegidos. Ese perfil pastoral que el propio Bergoglio representaba encuentra continuidad en la figura de Prevost.

Nacido en Chicago, de madre española y padre francés, renunció a una carrera en ciencias para ingresar a los agustinos a los 22 años. Luego obtuvo un doctorado en Derecho Canónico en Roma, conocimiento que le permitió estudiar los procesos más técnicos de la curia, sin abandonar su perfil misionero.

Fue precisamente esa combinación -vida pastoral intensa, experiencia misionera y formación jurídica- lo que llevó al Papa a confiarle una de las áreas más estratégicas de la Iglesia. Y al elevarlo al cardenalato, Francisco no solo reconoció su trayectoria, sino que le otorgó voz y voto en un futuro cónclave. Y no se confundió.