

A solo dos días de haber iniciado formalmente su papado, León XIV ya sacude los cimientos del Vaticano. El 20 de mayo de 2025, la Santa Sede difundió un comunicado que confirma una serie de renuncias y nombramientos estratégicos que evidencian un intento urgente del nuevo Santo Padre por reorganizar las estructuras diplomáticas y pastorales de la Iglesia.
La rapidez y el perfil de las decisiones están despertando interrogantes sobre el rumbo que tomará el papado de la Iglesia católica, especialmente tras la sorpresiva elección del papa León XIV el pasado 8 de mayo, luego del fallecimiento del papa Francisco.

El papa León XIV comenzó a reorganizar el tablero de su nuevo juego en el Vaticano
En un clima de creciente tensión interna, la renuncia del obispo de Paranaguá, Brasil, y la designación de nuevos líderes en Francia, Eslovenia y Kosovo han sido interpretadas por analistas vaticanos como movimientos de control político y teológico.
El nombramiento de Luigi Bianco, un diplomático con larga experiencia en África, como nuevo nuncio apostólico en Eslovenia y delegado para Kosovo, confirma que el nuevo Papa está redefiniendo su red de confianza en zonas sensibles para la Iglesia. El comunicado, aunque técnico, deja entrever una reconfiguración de poder que podría profundizar grietas dentro del propio Vaticano.
Reacomodamientos diplomáticos: el poder detrás del púlpito
"El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Eslovenia y delegado apostólico para Kosovo a Su Excelencia Reverendísima Monseñor Luigi Bianco", informa la nota oficial.
Bianco, hasta ahora nuncio en Uganda, es conocido por su perfil conservador y su afinidad con posturas tradicionales. El hecho de que se lo traslade a Europa del Este, una región atravesada por tensiones religiosas y geopolíticas, sugiere un viraje estratégico: León XIV busca consolidar su influencia en territorios donde el catolicismo compite con ortodoxias locales y el islam.
Este movimiento no es menor si se considera que Kosovo sigue sin ser reconocido por el Vaticano como Estado independiente, y la figura del delegado apostólico allí adquiere un peso simbólico significativo.
La elección de Bianco, un experimentado y alineado al viejo bloque curial, indica que León XIV no sólo quiere un control doctrinal, sino también diplomático, en tiempos donde la Iglesia atraviesa un claro desgaste institucional. Para muchos observadores, el mensaje es claro: el nuevo Papa no llegó para continuar la obra de Francisco, sino para marcar un antes y un después.

Las renuncias silenciosas y nombramientos claves en Europa
Mientras tanto, en Brasil, "el Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Paranaguá presentada por Su Excelencia Monseñor Edmar Perón". Aunque no se ofrecieron razones, su salida ha sido considerada abrupta.
Perón era conocido por su cercanía a los sectores progresistas del episcopado latinoamericano, lo que alimenta las sospechas de una purga ideológica. En su lugar aún no se ha nombrado sucesor, dejando abierta una incógnita sobre el futuro de esa diócesis.
Por otro lado, en Francia, León XIV designó a Jean Pelletier como nuevo obispo de Mende. Teólogo bíblico, con una vasta trayectoria pastoral en zonas rurales y de fuerte arraigo laico, Pelletier "ha sido superior de la Casa preparatoria Charles de Foucauld de la provincia eclesiástica de Rennes". Su perfil apunta a reforzar el liderazgo eclesial en una región donde la práctica religiosa cae año tras año.
No obstante, su nombramiento también puede leerse como un gesto de centralización: un sacerdote muy formado, con fidelidad doctrinal y probado en ambientes difíciles.
En solo diez días, León XIV dejó en claro que su papado no será de transición. Las decisiones tomadas el 20 de mayo podrían ser apenas el inicio de una reestructuración más amplia que, según se puede observar, se prepara para afectar incluso a varios cardenales de la Curia. La crisis en el Vaticano no es solo de nombres, sino de rumbo. Y todo indica que León XIV llegó para girar el timón.















