En medio del conflicto internacional que trajeron los globos espías chinos, los Estados Unidos viven un nuevo drama con la explosión que se produjo en Ohio y que tiene en vilo a millones de personas que viven en la zona: se desparramó un químico cancerígeno y se desconoce el alcance de la contaminación que provocó.
El cloruro de vinilo, un gas tóxico inflamable, es el principal responsable de la preocupación en el país de América del Norte. Las imágenes de la explosión comenzaron a circular en las redes sociales y poco a poco los medios locales sumaron información sobre lo sucedido.
Norfolk Southern es la empresa transportista responsable de los trenes que llevaban estos más de 100 mil litros del cloruro de vinilo, el cual es cancerígeno, pero se sintetiza para realizar diversos productos plásticos que están presentes en la vida cotidiana.
La explosión ocurrió el 3 de febrero, pero se conoció en los últimos días, cuando los vecinos de la zona denunciaron en las redes la aparición de animales muertos en los cursos de agua cercanos, además de malestar y mal olor. Cerca de 2000 personas fueron evacuadas para proteger su salud.
Explosión en Ohio: qué se sabe sobre el drama ambiental en los Estados Unidos
"Inicialmente, con la mayoría de los derrames ambientales, es difícil determinar la cantidad exacta de material que se ha liberado en el aire, el agua y el suelo", escribió James Lee, gerente de relaciones con los medios de la agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) en Ohio.
Por el momento no se conocieron fallecidos ni por el descarrilamiento ni por el derrame de las sustancias peligrosas que provocó el accidente, pero si existe preocupación ambiental por las consecuencias que tendrá el cloruro de vinilo en la salud de la población y de la fauna.
El año pasado, Netflix estrenó una película con muchas similitudes con este accidente llamada "Ruido blanco", donde un camión chocaba contra un tren y provocaba que miles de personas tuvieran que evacuarse de la zona, algo que sucedió en este incidente.
El transporte de sustancias peligrosas a través de ferrocarriles es una problemática vigente en los Estados Unidos ya que estas formaciones pasan por grandes ciudades y se realizaron estudios sobre las millones de personas que podrían ser afectadas. El descarrilamiento y la explosión sucedieron a pocos kilómetros de Pittsburgh, donde viven más de 2.300.000 de estadounidenses.