

Al menos 141 estudiantes y nueve trabajadores de una escuela murieron ayer en la ciudad paquistaní de Peshawar, en un ataque de talibanes armados que cometieron la peor matanza en el país en años.
Más de ocho horas después de que los milicianos ingresaron en el fortificado complejo por una puerta trasera, el Ejército declaró concluida la operación para eliminarlos, asegurando que los nueve insurgentes fueron abatidos.
El ataque contra una escuela administrada por el Ejército a la que asisten más de 1.100 personas, muchos de ellos hijos de personal militar, golpeó en el corazón de la poderosa institución paquistaní.
Niños heridos llevados a hospitales cercanos dijeron que la mayoría de las víctimas murió cuando los hombres, que llevaban chalecos con explosivos adosados a sus cuerpos, entraron en el complejo y abrieron fuego de forma indiscriminada contra niños, niñas y sus profesores.
"Una de mis profesoras estaba llorando, recibió un disparo en una mano y lloraba de dolor, dijo Shahrukh Khan, de 15 años, que fue baleado en las piernas pero sobrevivió tras esconderse bajo un banco.
"Un terrorista caminó entonces hacia ella y empezó a disparar hasta que dejó de emitir sonidos. A mi alrededor, mis amigos estaban tirados heridos y muertos", agregó.
Los talibanes, que buscan derrocar al gobierno paquistaní y establecer un estado islámico, se atribuyeron de inmediato la responsabilidad de la matanza.
"Elegimos una escuela del Ejército para el ataque porque el gobierno está apuntando contra nuestras familias y mujeres", dijo el portavoz talibán Muhammad Umar Khorasani. "Queremos que sientan el dolor", agregó.
Funcionarios explicaron que 121 alumnos y tres trabajadores resultaron heridos. Un hospital local dijo que los muertos y heridos tenían entre 10 y 20 años.
Los asaltantes, que según muchos estudiantes se comunicaban entre ellos en un idioma extranjero, posiblemente árabe, lograron sortear la fuerte seguridad porque al menos algunos de ellos vestían uniformes militares paquistaníes, dijeron testigos.
Estados Unidos, aliado de Paquistán en su lucha contra los militantes islámicos que operan en ese país y en Afganistán, condenó rápidamente el ataque.
Los talibanes paquistaníes han prometido incrementar sus ataques en respuesta a una gran operación militar contra los insurgentes en las zonas tribales.
Pero a pesar de la ofensiva de este año, los militares han sido acusados de ser demasiado permisivos con los combatientes islámicos, que según los críticos actúan a las órdenes del Ejército en lugares como Cachemira y Afganistán.
Hasta el momento, los talibanes han atacado principalmente a las fuerzas de seguridad, bases militares y aeropuertos, y los objetivos civiles sin importancia logística son relativamente raros.
No obstante, en septiembre de 2013, decenas de personas, incluidos muchos niños, murieron en un ataque contra una iglesia también en Peshawar, en el noroeste de Pakistán.
Las primeras declaraciones del jefe del Ejército, Raheel Sharif, tras el ataque reflejaron un creciente enfado.
"Estos terroristas han golpeado al corazón de la nación, pero nuestra resolución para enfrentar esta amenaza ha recibido un nuevo aliento. Perseguiremos a estos monstruos y sus facilitadores hasta su eliminación", dijo.
El primer ministro Nawaz Sharif tuvo palabras igualmente duras. "Nos vengaremos por cada gota de sangre de nuestros niños que fue derramada hoy", afirmó.












