

España, Francia e Italia intentarán frenar los mecanismos de austeridad que impulsa Alemania, durante una cumbre de dirigentes marcada por las protestas de miles de manifestantes hartos de una recesión y un desempleo rampante.
"Hay que encontrar el justo equilibrio. No se trata de blanco o negro, hay muchos matices en los grises", dijo el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, al iniciar hoy el Consejo que reúne en Bruselas a los 27 jefes de Estado y de Gobierno y el cual terminará mañana.
Por primera vez en meses, los dirigentes se reúnen sin temas de urgencia en la agenda, y no tomarán grandes decisiones. Eso sí, a último momento los ministros de Finanzas de la zona euro fueron convocados en Bruselas el viernes para decidir el rescate financiero de Chipre, pendiente desde hace meses.
El desafío de encontrar un equilibrio entre consolidación presupuestaria y crecimiento en Europa se anuncia complicado. De un lado está el "bloque de la austeridad" impulsado por Alemania, Finlandia, Austria y Holanda, y del otro están los países que piden más flexibilidad y menos medidas de ajuste, liderado por España, Francia e Italia .
"Se necesita la flexibilidad necesaria si queremos que el crecimiento sea la prioridad", subrayó el mandatario francés, François Hollande.
"No se puede descartar un estallido social", advirtió el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker.
El presidente francés y el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, reclaman al menos una flexibilización del calendario previsto para el cumplimiento de sus objetivos fiscales. Los países más golpeados por la crisis de la deuda esperan algunas compensaciones a cambio de los recortes en el gasto que se les exige para sanear sus cuentas públicas.
Sin embargo, el debate no sacudirá los cimientos de la UE ni hará cambiar la estrategia que impulsa Bruselas para salir de la crisis.
En el borrador de conclusiones del Consejo Europeo, los dirigentes subrayarán las luces de las reformas que emprendieron los países europeos más afectados por la crisis de la deuda. Pero también intentarán intentarán reactivar el crecimiento, ante la recesión y los "inaceptablemente altos niveles de desempleo" .
Bruselas ha dicho en varias ocasiones que entiende la "frustración" de los ciudadanos europeos ante los nefastos resultados que ellos perciben por las reformas.
Pero insisten que este es un proceso que necesita "su tiempo" y que los resultados no se verán a corto plazo.
Sin embargo, ya son varios expertos que advierten que las medidas no surtirán los efectos buscados, sino que por lo contrario agudizarán la recesión.
Cada vez son más las voces que protestan contra la austeridad ante una recesión que se prolonga y asfixia a varias economías del bloque, entre ellas España, Italia, Grecia y Portugal.
En Bruselas, miles de personas se congregaron hoy cerca del Consejo. Entre ellos 3.000 empleados de la empresa estadounidense Caterpillar, que recientemente anunció 1.400 despidos en Bélgica.
Los datos son devastadores en los llamados países del sur donde los índices de pobreza se han elevado, al igual que el desempleo, que hace estragos entre los más jóvenes.
El hartazgo contra la austeridad que pide Alemania se reflejó en las elecciones de Italia, donde los ciudadanos respaldaron a dos frentes completamente distintos entre sí: el del cómico Beppe Grillo y el del magnate Silvio Berlusconi, ambos opuestos a las políticas de Bruselas.
Italia, tercera economía de la zona euro, está sumida en un atolladero político tras las elecciones legislativas. Sin embargo, a Bruselas le preocupa más que el país cumpla con el programa de reformas y ajustes con el que se comprometió para reducir su gigantesca deuda que en 2012 subió al 127% del PIB (120,8% en 2011).













