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En los últimos días, imágenes filtradas desde el golfo de Bohai han sacudido las redes y a los analistas de seguridad internacional: China ha puesto a prueba su nuevo ekranoplano militar, un gigantesco híbrido entre avión y barco que los expertos ya apodan el "monstruo de Pekín". Este desarrollo reactiva una tecnología nacida en la Guerra Fría y reabre temores sobre el equilibrio militar en el Pacífico ante una posible escalada de conflictos y hasta una Tercera Guerra Mundial.
El ekranoplano es un vehículo de efecto suelo (WIG, por sus siglas en inglés), capaz de volar a escasos metros sobre la superficie del mar o grandes lagos aprovechando la compresión de aire bajo sus alas. Este "colchón de aire" le permite desplazarse a velocidades cercanas a las de un avión, pero con la eficiencia y la capacidad de carga de una embarcación.
Se trata de una tecnología que la Unión Soviética exploró intensamente entre los años 60 y 80, con modelos emblemáticos como el "monstruo del mar Caspio", un coloso de más de 100 metros de eslora capaz de portar misiles de crucero y realizar ataques relámpago a lo largo de zonas costeras. Ahora, el ekranoplano vuelve en medio de tensiones bélicas y podría ser un arma clave en una eventual Tercera Guerra Mundial.
Las nuevas imágenes muestran una silueta imponente y aerodinámica, con alas anchas y al menos cuatro motores de reacción sobre el fuselaje. Su color gris y puerto de carga alimentan las especulaciones sobre su uso militar.
Analistas occidentales confirman que China podría estar lista para emplear estos aparatos en maniobras que superarían en rapidez y sorpresa a cualquier barco convencional, evadiendo con mayor facilidad los radares enemigos y no siendo vulnerables a minas navales ni a submarinos.
El objetivo principal sería transportar tropas o material militar, reabastecer islas remotas y posiblemente lanzar ataques relámpago en costas enemigas. Su baja altura de vuelo lo hace menos detectable por los sistemas de defensa actuales, y su alta velocidad complica la respuesta de las marinas rivales.
Un "monstruo" para la Tercera Guerra Mundial
El impacto estratégico de estos vehículos híbridos es considerable. Por caso, un ekranoplano puede:
- Trasladar tropas, vehículos o suministros pesados a velocidad alta y fuera del alcance de muchas armas antibuque.
- Evadir el radar gracias a su vuelo bajo y su perfil de firma reducido.
- Desembarcar fuerzas en costas hostiles sin depender de puertos ni infraestructuras previas.
- Realizar misiones de evacuación, guerra antisubmarina o apoyo logístico en escenarios altamente disputados.
En el contexto de una posible Tercera Guerra Mundial, el "monstruo de Pekín" (también conocido como el "monstruo de Bohai") podría desequilibrar operaciones navales e impedir reforzar rápidamente posiciones aliadas, especialmente en el mar de la China Meridional y alrededor de Taiwán, donde el enfrentamiento superpotencial entre EE. UU. y China mantiene en vilo a la comunidad internacional.
A fin de cuentas, el regreso de los ekranoplanos, ahora bajo bandera china, representa no solo un salto tecnológico sino también un mensaje político: China busca alterar la lógica del combate naval apostando por la sorpresa, la movilidad extrema y la capacidad de proyección inmediata. El fantasma de las armas de la Guerra Fría regresa transformado, y el mundo observa con preocupación mientras el "monstruo de Pekín" surca el mar, listo para cambiar las reglas del juego militar global.
