A pocas semanas de su asunción como líder espiritual de la Iglesia Católica, el papa León XIV comenzó a marcar un rumbo distinto al de su predecesor, Francisco, al adoptar lujos y beneficios especiales que se alejan del perfil austero que caracterizó al pontífice argentino.
El primer papa estadounidense, Robert Prevost, decidió retomar ciertas tradiciones milenarias y acceder a privilegios históricos que ofrece el Vaticano, que asumirá la cobertura total de los gastos personales del nuevo pontífice.
¿Cuáles son las riquezas a las que accederá León XIV?
El primer privilegio que recibirá Robert Prevost será el de poder vivir en el Palacio Apostólico, un espacio histórico creado en 1473. Además, planea utilizar la residencia vacacional en Castel Gandolfo, que el papa Francisco había dejado de lado para instalarse en Santa Marta, un lugar más sencillo dentro del Vaticano.
En cuanto a su movilidad, el nuevo papa reemplazará el Fiat 500L blanco que usaba Bergoglio por un Mercedes-Benz Clase G adaptado cuya característica principal es la motorización 100 por ciento eléctrica.
Otra medida que marca diferencias con su antecesor es la asignación de un presupuesto especial destinado a acciones sociales y gastos de representación. Este fondo le otorga mayor autonomía económica al pontífice para impulsar proyectos o ayudar a comunidades necesitadas.
A pesar de que el papa no cuenta con un sueldo oficial por su labor, el Vaticano cubrirá la totalidad de sus gastos personales, que incluyen:
- Alimentación.
- Atención médica.
- Transporte.
- Hospedaje.
¿Cuáles son las diferencias con el papa Francisco?
El papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril, mantuvo una postura de austeridad durante todo su pontificado. Rechazó muchos de los beneficios y privilegios asociados al cargo papal y que Prevost aceptó.
Algunas de las decisiones fueron:
- Reducir el salario de altos funcionarios del Vaticano.
- No utilizar la residencia de Castel Gandolfo.
- Rechazar donaciones que pudieran condicionar su liderazgo.
- Usar un automóvil modesto.
- Vivir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico.
- Rechazar los tradicionales zapatos rojos papales.
- No cobrar sueldo por su labor pastoral.