

Este 9 de julio de 2025, si no fuera porque es el Día de la Independencia argentina, podría ser una fecha que pase inadvertida para la mayoría, pero podría ser un hito en el estudio de la dinámica terrestre.
Científicos que monitorean la rotación de nuestro planeta, como el astrofísico Graham Jones, predijeron que este día podría convertirse en uno de los más cortos registrados en la historia de la Tierra.
Este fenómeno se debe a una aceleración gradual en la rotación terrestre que los expertos vienen observando y que, aunque solo representa unos pocos milisegundos, tiene implicaciones significativas para la sincronización de nuestros sistemas de tiempo y navegación global.
El día más corto del año no tiene nada que ver con el invierno
Desde 2020, nuestro planeta ha estado rotando a una velocidad ligeramente mayor de lo habitual. Si bien no lo notamos en nuestra vida diaria, los instrumentos de medición de alta precisión confirman este cambio. De hecho, el 5 de julio de 2024 ya marcó un récord, cuando la Tierra completó una rotación 1.66 milisegundos más rápido que las 24 horas estándar.

Las miradas están puestas en el 9 de julio de 2025. El astrofísico Graham Jones, junto con otros expertos, sugiere que hoy la Tierra girará aproximadamente 1.30 milisegundos más rápido, sumándose a una serie de días extraordinariamente cortos que podrían ocurrir también el 22 de julio y el 5 de agosto de este mismo año.
¿Por qué la Tierra se acelera? El misterio detrás del fenómeno
La pregunta fundamental es: ¿qué está causando esta misteriosa aceleración? Los científicos aún no tienen una respuesta definitiva, pero barajan varias hipótesis que podrían estar influyendo en la velocidad de rotación de nuestro planeta:
El movimiento del núcleo terrestre: Se cree que los complejos movimientos del núcleo fundido de la Tierra podrían estar afectando su rotación.
Corrientes oceánicas y movimientos atmosféricos: Las grandes masas de agua y aire, como las corrientes oceánicas y los patrones climáticos a gran escala (fenómenos como El Niño), redistribuyen la masa de la Tierra, lo que puede influir en su velocidad de rotación.
La influencia lunar: La posición de la Luna en relación con el ecuador terrestre también podría desempeñar un papel. Se ha observado que algunos de los días más cortos coinciden con momentos en que la Luna está en su punto más alejado del ecuador.
Cambios en la distribución de masa: Algunos científicos incluso especulan que el derretimiento de los glaciares y la disminución de las aguas subterráneas, consecuencias del cambio climático, podrían estar alterando sutilmente la distribución de la masa de la Tierra y, por ende, su rotación.
Más allá de los milisegundos: ¿qué implicaciones tiene esta velocidad?
Aunque estos cambios en la duración del día son imperceptibles para la mayoría de las personas, sí tienen repercusiones en sistemas que requieren una precisión extrema. Hablamos de tecnologías como los sistemas de navegación GPS y los relojes atómicos, que miden el tiempo con una exactitud asombrosa.
Si esta tendencia de aceleración persiste, los científicos podrían verse en la necesidad de introducir un "segundo intercalar negativo". Esto significaría, por primera vez, restar un segundo al tiempo oficial para mantener nuestros relojes sincronizados con la rotación real de la Tierra.

El efecto Luna: ¿días aún más cortos en camino?
La predicción de Graham Jones no se detiene en el 9 de julio. El astrofísico y su equipo también señalaron al 22 de julio y al 5 de agosto de este mismo año como fechas en las que la Tierra podría experimentar días excepcionalmente cortos. La clave estaría en la máxima declinación lunar, es decir, cuando la Luna se encuentra más alejada del ecuador terrestre. Esta posición particular de nuestro satélite natural influye en la distribución de la masa de nuestro planeta, afectando directamente su velocidad de rotación.
Si bien la reducción en la duración del día hoy se estima en unos 1.30 milisegundos, las proyecciones para las otras fechas son igualmente llamativas.
Se anticipa que el 22 de julio el día podría ser unos 1.38 milisegundos más corto, y el 5 de agosto, la reducción incluso podría llegar a los 1.51 milisegundos. Aunque ninguna de estas predicciones superaría el récord establecido el 5 de julio de 2024 (que fue 1.66 milisegundos más corto), confirman la tendencia de aceleración que la Tierra viene mostrando desde 2020 y nos recuerdan la intrincada relación entre nuestro planeta y sus vecinos cósmicos.

















