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Hablar con uno mismo en voz alta es más habitual de lo que se cree. Y aunque por años se lo asoció con comportamientos extraños o excéntricos, hoy la psicología le da otra lectura: este hábito está vinculado a la capacidad de autorregulación emocional, al pensamiento organizado y a una mayor conciencia sobre uno mismo.

Se lo conoce como autohabla y, según estudios recientes, puede ser una herramienta poderosa para quienes enfrentan situaciones que requieren enfoque, análisis o simplemente poner en orden el torbellino mental del día a día.

¿Por qué lo hacemos?: una estrategia del cerebro

Cuando alguien piensa en voz alta, lo que está haciendo es convertir pensamientos abstractos en lenguaje comprensible para sí mismo.

Esa verbalización no es casual: al escucharnos, el cerebro procesa la información como si viniera desde afuera, lo que ayuda a aclarar ideas, tomar decisiones o resolver problemas.

En muchos casos, esto ocurre de forma espontánea en momentos de estrés, concentración intensa o cuando se necesita motivación, como repetir instrucciones mientras se realiza una tarea compleja o calmarse ante un desafío.

Hablarse en voz alta mejora la atención

Según la psicología, reforzar en voz alta lo que se quiere recordar o lograr, como una lista de cosas por hacer o una frase alentadora, activa áreas del cerebro relacionadas con la planificación y la memoria.

Por eso, es común qué deportistas, estudiantes o trabajadores bajo presión usen este recurso para enfocarse y rendir mejor.

Además, el diálogo interno positivo -por ejemplo, frases como "yo puedo con esto" o "esto ya lo resolví antes"- ayuda a disminuir la ansiedad y a generar un estado emocional más estable frente a situaciones de presión.

¿Y si es algo más?

Aunque en general se trata de una conducta sana, cuando hablar solo se vuelve excesivo, angustiante o está cargado de pensamientos negativos repetitivos, podría estar reflejando un cuadro de malestar emocional o algún desequilibrio. En esos casos, es recomendable consultar con un profesional para evaluar si es parte de un síntoma más amplio.