La Luna es uno de los cuerpos más estudiados por el ser humano gracias a su cercanía a la Tierra. Ahora, descubrieron que su origen se habría dado gracias a un enorme impacto que tuvo lugar en nuestro planeta.

De esta manera, el fenómeno no solo originó este satélite natural, sino que también influyó drásticamente en la composición terrestre y en su funcionamiento.

Hallazgo sin precedentes: descubrieron el origen de la Luna y obliga a reescribir la historia. Foto: Science

La teoría del gran impacto: ¿qué se sabía hasta ahora?

Durante décadas, la hipótesis dominante sobre el origen de la Luna fue de gran impacto. Hace aproximadamente 4500 millones de años, la Tierra primitiva —aun en estado parcialmente fundido— colisionó con Theia, un protoplaneta del tamaño de Marte.

El violento choque expulsó material rocoso al espacio, que, atraído por la gravedad, se fundió para formar nuestro satélite natural. Esta teoría explica varios enigmas:

  • La composición química similar entre rocas terrestres y lunares.
  • El tamaño inusual de la Luna en relación con la Tierra.
  • Su rol en la rotación terrestre, la inclinación axial y la estabilidad climática que ha permitido la vida tal como la conocemos.

Sin embargo, persistían dudas: ¿De dónde vino exactamente Theia? ¿Era un cuerpo foráneo o un “hermano” local? Una hipótesis alternativa sugería que la Luna se formó por material desprendido de la rotación rápida de la Tierra joven, pero carecía de evidencia sólida.

¿Qué descubrieron los científicos acerca de Theia?

El punto de inflexión llega con un estudio publicado en la revista Science en 2025, liderado por el equipo de Tobias Hopp y colaboradores. Analizando rocas traídas por las misiones Apolo, los investigadores examinaron la proporción de isótopos de hierro, junto con isótopos de cromo, calcio, titanio y circonio. El resultado: la Tierra y la Luna son indistinguibles químicamente en estos elementos.

Usando simulaciones avanzadas, el equipo modeló el tamaño y composición de Theia y la Tierra primitiva. Descubrieron que el hierro y molibdeno se concentraron en el núcleo terrestre precisamente por impactos como el de Theia. Lo más impactante: este objeto planetario se originó en la misma región interior del sistema solar protoplanetario, formada a partir de “bloques de construcción” idénticos a los de la Tierra.

Las firmas isotópicas no uniformes del sistema solar primitivo explican esta similitud. De hecho, Theia podría haber incluido material no representado en meteoritos conocidos, sugiriendo que se formó aún más cerca del Sol que la Tierra. En esencia, este cuerpo no era un intruso lejano, sino un vecino cósmico que evolucionó en paralelo con nuestro planeta.

¿Por qué la Luna es tan importante para la Tierra?

Desde nuestro planeta, siempre vemos el mismo hemisferio lunar porque la Luna rota sobre su propio eje exactamente al mismo ritmo con el que orbita alrededor de la Tierra (un fenómeno conocido como rotación síncrona o acoplamiento de marea con nuestro mundo).

Según datos de la NASA, nuestro planeta sería completamente distinto sin la presencia de la Luna: su fuerza gravitatoria impide que la Tierra oscile excesivamente sobre su eje de rotación, lo que contribuye de forma decisiva a mantener un clima relativamente estable a lo largo de los milenios.

Además, es la principal responsable de generar las mareas oceánicas, un efecto que ha inspirado a innumerables culturas a lo largo de la historia de la humanidad.