Desde la llegada de León XIV varios cambios sucedieron en el manejo del Vaticano, los cuales marcan el rumbo de la nuevaIglesia católica. En las últimas horas, la oficina de prensa de la Santa Sede tomó una medida que dio un giro de 180 grados la estrategia comunicación de la palabra con los fieles.
El cambio afecta principalmente a las palabras del día, las cuales debería hacer el papa actual. Sin embargo, como Prevost aún no tiene una gran cantidad de audiencias, homilías y otros discursos oficiales como santo padre, desde la oficina de prensa del Vaticano publican, junto con la lectura y la palabra del día, prédicas realizadas por papas anteriores.
El cambio en las prédicas del Vaticano
Desde el Vaticano publicaban todos días las prédicas de Francisco, cuando Bergoglio era papa. Sin embargo, ahora difunden las prédicas del día hechas por distintos papas.
Este cambio marcó el nuevo rumbo de la Iglesia católica, ya que las homilías del Vaticano, que provienen de autoridades eclesiásticas como el Papa o bien de la Curia Romana, son una referencia para las parroquias de todo el mundo.
Además de los momentos de predicación, estos textos elaborados por las autoridades papales suelen estar compuestas de parábolas y oraciones que se utilizan en las celebraciones litúrgicas y en prácticas de adoración, previo a la Eucaristía.
La prédica del día
La última palabra papal publicada en el sitio oficial de la santa sede es la del 25 de mayo, la cual fue realizada por Benedicto XVI y es la siguiente:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde» (Jn 14, 27). En este día de Resurrección, él la da en plenitud y esa paz se convierte para la comunidad en fuente de alegría, en certeza de victoria, en seguridad por apoyarse en Dios. También a nosotros nos dice: «No se turbe vuestro corazón ni se acobarde» (Jn 14, 1). Después de este saludo, Jesús muestra a los discípulos las llagas de las manos y del costado (cf. Jn 20, 20), signos de lo que sucedió y que nunca se borrará: su humanidad gloriosa permanece «herida». Este gesto tiene como finalidad confirmar la nueva realidad de la Resurrección: el Cristo que ahora está entre los suyos es una persona real, el mismo Jesús que tres días antes fue clavado en la cruz. Y así, en la luz deslumbrante de la Pascua, en el encuentro con el Resucitado, los discípulos captan el sentido salvífico de su pasión y muerte. Entonces, de la tristeza y el miedo pasan a la alegría plena. La tristeza y las llagas mismas se convierten en fuente de alegría. La alegría que nace en su corazón deriva de «ver al Señor» (Jn 20, 20). Él les dice de nuevo: «Paz a vosotros» (v. 21). Ya es evidente que no se trata sólo de un saludo. Es un don, el don que el Resucitado quiere hacer a sus amigos, y al mismo tiempo es una consigna: esta paz, adquirida por Cristo con su sangre, es para ellos pero también para todos nosotros, y los discípulos deberán llevarla a todo el mundo. (Papa Benedicto XVI - Audiencia general, 11 de abril de 2012)
Cómo se compone una prédica realizada por un papa de la Iglesia católica
Las prédicas del día, las homilías y los discursos del Papa, están confirmados por tres partes: la interpretación de la Palabra de Dios, la Sagrada Escritura, y la tradición apostólica.
Cada una de ellas muestra su propio ministerio pastoral, es decir, la forma en llevar a cabo la labor de servir y cuidar a la comunidad de creyentes. Además, las palabras están adaptadas a las necesidades de los fieles y al contexto social, político y económico, al utilizar la visión de la Iglesia y el mensaje del Evangelio para llevarlo a cabo.