Estar demasiado pendiente de los demás puede resultar en un gran desafío para nuestra salud mental y emocional. Muchas veces, ser demasiado bueno nos lleva a descuidarnos a nosotros mismos, priorizando siempre las necesidades de los otros.
Este patrón de comportamiento puede tener consecuencias negativas en nuestra salud, tanto física como emocional.
El impacto que tiene en nosotros el ser demasiado buenos y estar constantemente atentos a los demás puede hacer que cueste encontrar un equilibrio saludable en nuestras relaciones interpersonales.
Las consecuencias de ser demasiado bueno: cómo impacta en nuestra salud
El reconocido psicólogo Xavier Guix, en su obra "El problema de ser demasiado bueno", destacó la necesidad imperiosa de algunos de hacer el bien, incluso de forma patológica.
Señaló que esto puede derivar en lo que él llama "mala bondad", donde la identidad moral se ve atrapada en la imposibilidad de ser uno mismo.
En su libro, el especialista destacó cuatro pilares de la "mala bondad":
Conocé los riesgos para la salud asociados con ser excesivamente amable y siempre estar disponible para los demás (Fuente: iStock)
Emociones reprimidas y salud: el viaje hacia una vida más auténtica
La visión de Guix llevó a comparar el cuerpo humano con una fuente de agua, donde cada emoción tiene que fluir para mantener un equilibrio saludable.
En tal contexto, reprimir la ira y otras emociones puede ser altamente perjudicial para la salud, tanto mental como física. El especialista destacó tres tipos de ambientes donde más se ve estas situaciones:
- 1. Impacto laboral: en el ámbito laboral, ser demasiado bueno puede ser especialmente perjudicial. Guix menciona casos de trabajadores que se esfuerzan al máximo en ambientes tóxicos, lo que conduce a problemas de salud mental, estrés, ansiedad e insomnio.
- 2. Patrón de la buena persona: muchas veces, quienes practican la "mala bondad" siguen un patrón caracterizado por la sumisión, la autoexigencia y el miedo al conflicto. Esto puede estar arraigado desde la infancia, donde se inculca un sentido extremo de obediencia.
- 3. Posibilidad de cambio: a pesar de todo, Guix destaca que abandonar la "mala bondad" es posible, pero requiere de reconocimiento y entrenamiento. Reconoce que su libro pretende despertar a aquellos que aún no ven el problema, así como animar a quienes ya están en el camino hacia un cambio positivo en su vida.