El patógeno SARS-COV-2 causante del cuadro de COVID-19 presenta mayor riesgo de desarrollar una afección grave en hombres en la comparativa con mujeres, incluso con la posibilidad de demandar atención en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y ventilación mecánica.

Así lo señala el último artículo de actualización epidemiológica publicado por la revista News Medical en base a los extractos conclusivos de tres estudios de referencia realizados en 2020.

El texto menciona a un grupo de factores genéticos, inmunológicos y de estilo de vida o de comportamiento, como los responsables de elevar el tópico de gravedad de la enfermedad en el género masculino.

"Los análisis de secuenciación de ARN de una sola célula han demostrado que los hombres asiáticos tienen una expresión significativamente mayor de enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) en los pulmones que las mujeres asiáticas. Por lo tanto, la expresión genética y el patrón de distribución celular de ACE2 hacen que los hombres sean más susceptibles a la infección por SARS-CoV-2 que las mujeres", amplía la publicación.

Otras de las pautas se explican por la susceptibilidad inmunológica, donde las mujeres en general exhiben una mayor respuesta inmune a la infección viral o bacteriana que los hombres. "Esto podría deberse a que las mujeres tienen dos cromosomas X en lugar del observado en los hombres", repasa el artículo.

"Hay evidencia que indica que las mujeres producen más anticuerpos que los hombres en respuesta a la vacunación contra la influenza. Esto destaca su potencia para inducir fuertes respuestas inmunitarias contra los patógenos invasores. Sin embargo, esta habilidad especial a veces hace que las mujeres sean más susceptibles a desarrollar enfermedades autoinmunes en las que el sistema inmunitario del cuerpo comienza a atacar por error a sus propias células/tejidos corporales", postula en otro tramo del fragmento descriptivo.

Así, la mala respuesta de las células T en los hombres se asocia con un peor pronóstico de la enfermedad. Tales reacciones hacen que las pacientes sean más susceptibles a desarrollar COVID-19 grave.

Ya como tercer impulsor de peligrosidad ante el Coronavirus, el estilo de vida se apoya en las tendencias de comportamiento.

"Varios estudios han indicado que las mujeres exhiben una mayor adherencia a las medidas de control relacionadas con el COVID-19, incluido el distanciamiento social, el uso de mascarillas, el lavado de manos y las restricciones de movimiento. Estos comportamientos apropiados de COVID-19 ayudan a proteger a las personas de contraer COVID-19", concluye el escrito.