

El sistema financiero y las pymes rara vez transitan el mismo camino. Las empresas siempre han enfrentado las distintas crisis con autofinanciamiento y ayuda de proveedores, un actor que se desdibuja. Los plazos de pago se achicaron y el capital propio es el único motor en la generación de flujo de fondos. La confianza empresaria se ubica hoy en el nivel más bajo de los últimos años.
Históricamente, el sector empresario argentino, y en mayor medida las pequeñas y medianas compañías, han apostado al autofinanciamiento como palanca de su expansión. Varias cuestiones estructurales han alentado a esta situación: la abismal diferencia entre las tasas que ofrecen los bancos y la capacidad de pago de las empresas; la concentración de la oferta del fondeo en el sistema bancario dado la casi nula participación de otras alternativas de financiamiento, como el mercado de capitales, aún en período de tenue desarrollo en el país; y también la inestable relación con proveedores, que en períodos de bonanza se pelean por extender los plazos de pago para fidelizar a sus clientes, pero ante la primera turbulencia económica esa cadena se reduce en forma abrupta o se corta.
Las pymes están entrenadas para ser las primeras en recibir los golpes de una crisis, pero también reaccionan de manera rápida, por el expertiz de navegar en mar picado. De acuerdo a un relevamiento del Observatorio Pyme, organización financiada en mayor medida por el Grupo Techint, que encuestó a más de 400 pequeñas y medianas firmas industriales de todo el país durante el primer semestre del año, la rentabilidad de las compañías se sostiene con financiamiento propio. En la Argentina, mientras que la rentabilidad promedio de las industrias medianas ronda el 7,2% (resultado neto sobre ventas), los costos financieros superan el 16%.
Es notoria la diferencia con países europeos, como España e Italia, modelos a la hora de ejemplificar el desarrollo del sector pyme a través de estratégicos clusters. En las naciones europeas, es cuanto menos llamativa la misma curva que une al costo del crédito con la rentabilidad de la industria, que se unifican en torno al 4 o 5%, es decir que ambos indicadores están alineados.
“Cuando hablamos de rentabi lidad de las pymes argentinas, hay que compararla con el riesgo de la tasa de interés. El 7,2% confirma que las pymes no van al banco y se viven autofinanciando; en demasía , afirma Vicente Donato, director del Observatorio.
En la medición, más del 66% de las firmas se financió durante todo el año pasado con recursos propios, y sólo dos de 10 empresarios lo hicieron a través de un banco. Otro indicador llamativo es que sólo el 7% de los ejecutivos recibió “ayuda de sus proveedores. Un dato de interés: apenas el 2% de las pymes industriales se financia a través de programas públicos, mientras que en otros países ronda el 20%.
En materia financiera, la palabra que subyace en cualquier empresario pyme se vincula a lo que sucederá en 30 o 60 días, a cortísimo plazo, ya que serán siempre los más perjudicados por gozar de una menor espalda. Un reciente informe elaborado por la Compañía Inversora Bursátil, destaca que los cheques de pago diferido se presentan actualmente como la alternativa más viable para las pymes ante la contracción del crédito bancario. Sin embargo, aquellas que obtienen capital de trabajo a través del mercado bursátil de descuento de cheques vieron incrementado su costo financiero: en promedio, debieron abonar un 21% por estas operaciones, a la vez que se redujeron el volumen y los plazos operados. En octubre de 2007, la tasa se ubicaba apenas por encima del 17%.
Menor ganancia, menos pedidos de crédito
En las últimas semanas, los empresarios no se cansan de preguntar a consultores y economistas cercanos si esta crisis crediticia hay que asociarla a la incertidumbre que sembró la crisis financiera mundial o si se deben resignar a que será un obstáculo estructural. Y las perpectivas no son las mejores. El mediano empresario se deberá acostumbrar a vivir con lo propio cada vez más. Según destaca Rodrigo Alvarez, gerente de Economía y Finanzas de Ecolatina, el mayor problema a corto plazo no transita únicamente por una cuestión de oferta de crédito, sino de margen de ganancia. “Por más que hoy el banco salga con una línea accesible; si la rentabilidad de la empresa es muy baja, como se observa cada vez más, difícilmente la compañía se endeude, ya que no se está embarcando en nuevo proyectos , indica el experto, quien agrega que “por eso marcamos que ha sido tan importante el tipo de cambio alto en términos reales para generar algún colchón de rentabilidad para financiar los procesos de crecimiento. Si analizás la dinámica de la inversión desde 2003, el rol del sistema financiero ha sido marginal y las empresas aumentan su capital con el propio flujo del negocio .
Otro factor necesario para que el empresario se embarque en el análisis de la conveniencia del crédito se vincula directamente a la confianza en la economía y el mediano plazo. Y el ítem del optimismo se encuentra totalmente ausente. “El espíritu inversor es la primera condición antes de evaluar si existen fuentes de fondeo y si tienen costos razonables o no. Eso no se observa. Por lo que el principal problema no es la tasa que pide el banco. La mayor preocupación está dada por cómo seguirá el ritmo de crecimiento, el tipo de cambio, el contexto internacional, la inflación. Existen muchos focos de incertidumbre que exceden los problemas que se generan en el mercado de crédito , enfatiza Alvarez.
Por estos motivos, actualmente, el margen para autofinanciarse es menor, ya que la rentabilidad está mucho más resentida. La capacidad para utilizar esos potenciales flujos se encontrará aún más restringida.
Déficit estructural
A la hora de evaluar el sistema financiero local, las comparaciones son ilustrativas. El crédito, como porcentaje del PBI, oscila 50% en Chile y supera el 40% en Brasil. En la Argentina no supera el promedio de 11% desde 1970, lo que demuestra, según la definición de Donato, que estamos frente a un caso muy particular de “capitalismo sin crédito; no existe el sistema financiero .
“Sin dudas nunca se desarrolló el crédito en el país, y el escaso que existe es bancario. Por eso la principal renta de la pyme es, y será a corto plazo, el capital propio , afirma Dante Sica, director general de la consultora Abeceb. El ex secretario de Industria agrega que, como la estructura de la pyme generalmente es más bien familiar, no suele buscar el mercado de capitales, ya que tiene aversión al capital de riesgo. “La ausencia de crédito, más que llegar para quedarse, es un problema estructural. Aunque no nos podemos comparar, sobre fines de los ‘90 en Estados Unidos el sistema financiero se distribuía en 30% para el mercado bancario y 70% abarcaba el de capitales. Aquí no existe mercado de capitales. Y no creo que resurja a corto plazo , subraya Sica, agregando que cualquier monto que hoy reciba una pyme no termina actuado como palanca, ya que el costo de tomarlo corroe la rentabilidad. Según el Observatorio Pyme, hoy el interés más que duplica a la rentabilidad.
Otra de las conclusiones que acompaña el estudio muestra que los bancos están asignando créditos según rentabilidad. Las empresas que pidieron y obtuvieron crédito bancario tienen una rentabilidad (ROA) de casi 18%. Es decir, el sistema financiero no está rechazando empresas con buena rentabilidad.
Sin embargo, el entorno es cambiante. “El banco, más que mirar la rentabilidad de la empresa, observa su patrimonio. Cada vez serán menos tomadores de riesgo , sostiene Sica, quien adelanta que se observa un escenario con crédito caro y escaso para el año que viene.










