

Durante tres años, Tony Blair escribió a mano sus memorias con un temor insistente. “Estaba aterrado de que el libro no se vendiera, de que la gente se negara a comprarlo , comentó un amigo íntimo. Pero finalmente A Journey, una historia de rivalidad política, guerra y esperanzas perdidas, se vendió como pan caliente.
Las memorias del ex primer ministro hicieron que Gran Bretaña volviera a tomar conciencia de las contradicciones que lo rodean. Es un informe sobre el líder que perdió el país que alguna vez dirigió; el millonario del jet-set que dice que el dinero le importa poco; el único dirigente del Partido Laborista británico que ganó tres elecciones y ahora es desdeñado por ellos. Tras tres años de exilio autoimpuesto de la política local, su regreso a las pantallas de televisión para publicitar el libro refuerza la impresión de que, incluso en medio del éxito comercial de su carrera posterior a la política, Blair es un hombre con una misión: redimirse a los ojos de la gente del Reino Unido.
Describe el libro como una carta de “amor a Gran Bretaña, escrita sabiendo que el amor puede no ser recíproco. “Odia ser impopular , dijo un confidente. Desde que dejó Downing Street, en 2007, lo habitual es que pase tres semanas de cada mes en el exterior; prefiere la cálida bienvenida que le dan en EE.UU.: estuvo en Washington este mes como enviado de paz para Medio Oriente.
Sus amigos han dicho que él espera que el libro ayude a normalizar sus relaciones con su patria, contrarrestando la imagen negativa que aparece en los medios. “Simplemente no puede entender la hostilidad , señaló un amigo. Hasta para hablar de su decisión de donar lo que reciba por la venta del libro a una entidad caritativa para ex miembros de las Fuerzas Armadas el derechista Daily Mail habla de “dinero sangriento .
Aunque las memorias narran sus logros, también dejan en claro que hubiera querido lograr mucho más. “El libro es importante; creo que ahora volverá a casa , opinó un amigo. Pero saber si el país le va a responder como espera, ya es otra cuestión.
Desde que dejó el cargo creó una floreciente consultoría, y asesora a JPMorgan Chase y Zurich Financial, además de clientes en Medio Oriente. Gana millones con sus discursos; es propietario de una gran casa cerca de Hyde Park, en Londres, y hace poco compró South Pavilion, una mansión del siglo XVII en Buckinghamshire, por 5,75 millones de libras.
Blair emplea a alrededor de 150 personas en todo el mundo que, en su mayoría, se dedican a las buenas causas y a las que le paga con el dinero que gana con su actividad comercial. El dice que dedica por lo menos dos tercios de su tiempo a trabajo ad honorem, incluyendo actividades en Medio Oriente y el mejoramiento de la gestión de gobierno en frica.
El ex primer ministro, que se convirtió al catolicismo, maneja la Fundación Faith, cuyo objetivo es reconciliar las religiones. Se dice que el año pasado dio como domicilio Jerusalén, en el libro de visitantes de la embajada británica en Washington. Sus compatriotas desconfían de este tipo de religiosidad, pero Blair declaró: “Siempre me interesó más la religión que la política .
Un amigo comentó que si Blair sa
le de una reunión con un emir árabe con una donación para los palestinos, un poco de dinero para la Fundación Faith y un los honorarios por consultoría, considera que ha hecho “un buen viaje .
Con tantas cosas de qué ocuparse, Blair, que tiene 57 años, dice que goza de una existencia intensa, vivida “a toda velocidad . Sin embargo, hay una nube melancólica que pesa sobre sus memorias. “¿Es feliz? , se pregunta alguien que lo conoce bien y que se responde: “No, no creo que lo sea . Otro colega se plantea si su estilo de vida –los jets privados, la gente que lo rodea, las bienvenidas en la Casa Blanca y los palacios del Golfo– no serán “un desplazamiento de actividad de su rol antaerior.
Su ascenso al poder ha sido contado infinitas veces: sus antecedentes de clase media y su falta de raíces políticas lo hicieron atractivo para el laborismo a principios de los 90, cuando el partido trataba desperadamente de ir más allá de sus seguidores de la clase trabajadora para ser elegido. En 1994 se convirtió en el líder del “New Labour y, tres años después, en el primer laborista elegido primer ministro en 18 años. Las expectativas de la gente eran enormes; la decepción cuando Blair fue acusado de engañar al país para apoyar la guerra de Irak fue igualmente intensa. En 2007 renunció porque ya no podía mantener a raya a Gordon Brown, ministro de Finanzas y otro de los creadores del New Labour, que se había convertido en su rival.
El relato que hace en A Journey de sus envenenadas relaciones con Brown llegaron a los titulares de los diarios británicos. Dice que a veces se negaba a responder las llamadas de Brown, pero no cuenta lo que le dijo a sus ayudantes en una cumbre en Bruselas: “Preferiría que me metieran un taladro eléctrico en el oído .
Los detalles de su lucrativa carrera más allá de la política son más fascinantes –cuando no irritantes– que las anécdotas. Cuando Brown finalmente lo desplazó, el ex premier empezó a facturar. Un aliado dice con lealtad que todo lo que Blair quiere “es proveer un buen hogar a su mujer y sus hijos; simplemente lo hace en una escala mayor que la mayoría de nosotros . Los que lo conocen bien insisten en que lo que realmente lo empuja es el poder y el estatus.
Sin embargo, cuando este mes le preguntaron sobre su fortuna, se identificó decididamente con el hombre común y no con la elite. “Básicamente soy un servidor público , le dijo a la BBC. ¿Son las palabras de un ex político que trata de minimizar la separación de su antigua base política o es, otra vez, el pensamiento de un hombre que cree que todavía puede conectarse con la gente común por sobre la cabeza de los medios hostiles?
“Si vuelvo a ser funcionario público con un cargo de jornada completa sería muy feliz , aseguró. ¿Pero dónde? En Gran Bretaña es ampliamente considerado tóxico. Sus amenas entrevistas en los últimos días han sido, para muchos, un disconcertante recordatorio de por qué se dejaron cautivar por él y después llegaron a detestarlo, incluyendo su fórmula leguleya de que “no puede arrepentirse de apoyar la guerra de Irak.
El Partido Laborista está por elegir a un nuevo líder, pero los candidatos mantienen distancia de Blair. Hasta los modernizadores consideran que su fe en los impuestos bajos para los ricos está demodé. Peró él no se ve como un hombre del pasado y dice que su nueva vida lo pone en el centro de una nueva “comunidad global interdependiente en la que la fe, el clima, la pobreza y la resolución de conflictos no están limitadas por las fronteras.
¿Un líder global para un nuevo siglo? Parece improbable pero, después de todo lo que vivió, Blair tiene un aire de intensidad que sugiere que su apetito por la vida pública no ha sido saciado.










