

Las multinacionales estadounidenses correrían riesgo de volverse más vulnerables a un takeover por parte de competidoras extranjeras dijeron ayer diversos expertos tras analizar las reformas al régimen impositivo anunciadas el lunes por el gobierno del presidente Barack Obama.
Estos planes han provocado una reacción cautelosa en todo el mundo. Las compañías comenzaron a calcular el impacto de las reformas sobre sus estructuras corporativas y a evaluar la posibilidad de que los cambios influyan sobre el rumbo de la política impositiva fuera de Estados Unidos. La atención de las empresas internacionales se concentró en los cambios que buscan “nivelar el campo de juego al restringir lo que el gobierno de EE.UU. describió como ventajas impositivas para crear puestos de trabajo en el exterior.
Se busca cambiar el sistema que permite a las multinacionales estadounidenses “diferir el pago de impuestos en EE.UU. sobre ganancias obtenidas sobre inversiones en el exterior. Tras la reforma, las empresas ya no podrán reclamar deducciones impositivas sobre la mayor parte de sus gastos en el extranjero –como costos por intereses, por ejemplo– hasta que repatríen las ganancias.
Las reformas también cerrarán vías de escape que permiten a las firmas inflar los impuestos pagados en el exterior que pueden deducirse de sus obligaciones tributarias en EE.UU. También se propone reformar las normas llamadas “tilde el casillero que corresponda que permite a las organizaciones elegir si quieren ser consideradas, a los fines fiscales, como corporaciones o como sociedades. Según la administración, modificar estas normas ayudará a recaudar u$s 86.500 millones en ocho años.
Los críticos de las reformas propuestas por Obama dijeron que éstas obstaculizarán la capacidad de las multinacionales estadounidenses para competir en el exterior. Para ellos, EE.UU. avanzaría en dirección opuesta a Japón y el Reino Unido, que están modificando su régimen impositivo para que las ganancias obtenidas en el extranjero estén exentas de imposición adicional.
El hecho de que EE.UU. resulte menos atractivo como sede para las multinacionales podría convertirlas en blanco de adquisiciones si la compradora reestructurara la empresa para quitar las subsidiarias extranjeras de la red impositiva de EE.UU., opinaron algunos expertos en el tema.
Catherine Schultz, del National Foreign Trade Council, entidad que representa a las multinacionales, dijo que puede tener influencias aunque en sí misma la reforma no hará que específicamente las empresas internacionales de EE.UU. se conviertan en blancos de takeover. “Si de todos modos hay una razón empresaria y estratégica para la inversión, los impuestos pueden muy bien ser el factor que acelere la operación , señaló Schultz.
Dave Camp, líder republicano de la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, dijo que “irónicamente, lo que el presidente propone hará más probable que las compañías estadounidenses sean compradas por sus competidoras extranjeras. Si le gustó que Anheuser-Busch fuera comprada por InBev y piensa que es una buena idea que Fiat sea la propietaria de Chrysler, entonces esta propuesta presupuestaria es para usted .
Barry Murphy, de la firma PwC, explicó que las reformas pueden requerir que las empresas modifiquen su estructura corporativa. “Las normas de ‘tilde el casillero que corresponda’ permitían a las multinacionales de EE.UU. tratar a sus subsidiarias europeas como a una única compañía. Esto implica que muchas empresas podrían tener que reconsiderar sus estructuras en Europa .










