

Los fabricantes de maquinaria agrícola quieren pasar pronto 2008:
la producción caerá 30%
“Era una fiesta y se apagó la luz. Cuando volvió, nos encontramos en un velorio . Esta es la frase que eligió un fabricante de maquinaria agrícola para ilustrar cómo se encontraba el sector antes del 11 de marzo (fecha en la que el Gobierno reglamentó aumentar con movilidad las retenciones a la exportación agropecuaria) y en los meses que siguieron a la decisión del Ejecutivo. La actividad de esta industria, dominada por pymes, ya no tiene retorno para el resto del año. Luego de transitar un 2007 récord (desde la devaluación el crecimiento fue ininterrumpido) y a pesar de que en los primeros meses de 2008 las expectativas eran aún mejores, con estimaciones de crecimiento interanual de hasta 20%, las secuelas del conflicto entre el Gobierno y el campo mostrarán, según proyecciones de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), una contracción en la producción nacional que puede llegar hasta 30%, totalizando alrededor de u$s 600 millones, contra los u$s 850 millones logrados en 2007. De esta manera, será el primer año que el sector verifica una caída desde la devaluación.
De hecho, ya se conocen estadísticas que confirman la brusca desaceleración sectorial. De acuerdo a un relevamiento de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), las ventas de tractores y cosechadoras en el último mes de junio contra igual período del año anterior mostraron una importante contracción, con caídas del 21% y del 58%, respectivamente.
Continuando con la ilustración del empresario, la interrupción energética llegó en el mejor momento festivo, ya que la medida adoptada por el Gobierno se tomó a las 48 horas del cierre de ExpoAgro, en la ciudad de Armstrong, provincia de Santa Fe, donde se había registrado una cifra récord en operaciones por venta de maquinaria agrícola, alcanzando la suma de $ 130 millones. Esta situación alentó a los fabricantes a acelerar la compra de insumos e incrementó en algunos casos la planta de personal para poder afrontar semejante demanda.
Pero semanas después del episodio conocido, dejaron de sonar los teléfonos y se fueron retirando las señas y postergando o cancelando la concreción de las compras, y hasta el día de hoy más de la mitad de ellas no se materializaron.
Concentración de la vulnerabilidad pyme
Esta experiencia demuestra la delgada línea que existe entre el éxito y fracaso para pymes que respiran con el pulmón de pocos actores. En este caso, la dependencia del sector industrial con el dinero y humor del productor agropecuario es muy notoria. La actividad de los fabricantes de este tipo de maquinaria depende exclusivamente del momento económico por el que atraviesa el productor. El paralelismo es aun más fino teniendo en cuenta que el 85% de la producción tiene como destino el mercado local y que ocho de cada 10 empresas se encuentran ubicadas en pequeñas localidades del interior del país (la industria está compuesta por 720 fábricas, ubicadas en Santa Fe -40%-, Córdoba -24%- y Buenos Aires -21%-según datos de Cafma)
Esta situación confirma la vulnerabilidad de la pyme del interior del país. La expansión o contracción de su facturación gira en torno al momento coyuntural por el que atraviesa el campo. “Nacimos y vivimos por el productor agropecuario , no se cansan de repetir los empresarios del sector de maquinarias como aquellos de otros rubros. El comercio, la hotelería y las empresas de servicios se encuentran cada vez más eslabonadas a la prosperidad o fracaso del rinde agropecuario. Este escenario quedó claramente expuesto cuando los productores decidieron cortar rutas y los distintos empresarios de las principales ciudades afectadas por esa decisión no dudaron en apoyar el reclamo, a pesar de la parálisis de la actividad en general. Pero en esos días de tensión y desesperación, los murmullos eran unánimes: “Si al campo le va bien, todos crecemos. Y si no se expande, todos caemos .
Un estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) destaca que, históricamente, el sector funcionó de acuerdo a la capacidad de compra del productor agropecuario. Igual escenario al actual fue lo que sucedió en 2002. La industria nacional marcó un enorme aumento en la facturación en dólares. Y todo ello influyó significativamente en el nivel de ocupación laboral en los pueblos del interior, contribuyendo al desarrollo territorial del país, señala el trabajo.
Ese impulso vino de la mano del crecimiento de la agricultura en los últimos cinco años. La producción de granos pasó de 66 millones de toneladas en 2002/2003 a 95 en la pasada campaña 2006/2007, récord histórico. Ese éxito productivo se consiguió con un 75% de máquinas nacionales, tanto para la siembra, almacenamiento y cosecha.
Mario Bragachini, coordinador de proyectos de agricultura y máquinas de precisión del INTA, calculaba que, hasta que se anunció el aumento de las retenciones, en los próximos seis años el sector podría llegar a emplear a 130.000 personas. Ese pronóstico hoy tiene puntos suspensivos. En cuanto a las inversiones, el especialista estima que las 720 empresas invirtieron entre u$s 35 y 40 millones el año pasado, pero muchos de esos proyectos están frenados.
Cómo funciona y qué padece una empresa del sector
Manuel Dorre
go, director ejecuti-vo de Cafma, destaca que normalmente el sector ha estado acostumbrado a los históricos vaivenes económicos, pero nunca con la fuerza del corto plazo de esta caída. Y las fábricas no se pueden acomodar de la noche a la mañana. “La gran demanda de los primeros meses ayudó a continuar trabajando casi con normalidad, pero se suspendieron horas extras, inversiones y programas de incremento de personal , indica el empresario, quien recuerda un diagnóstico que todos temían. “Si se demoraba un mes más la derogación de la resolución 125, entrábamos en crisis total, con cierre de fábricas y despidos , remata. A pesar de que la mayor crisis parece haber quedado atrás, al productor aún lo domina la incertidumbre. Es por ello que las fábricas trabajan actualmente con un nivel de producción 50% menor respecto a febrero.
Según Dorrego, el único productor que se anima a invertir en estos momentos es aquel que posee una maquinaria obsoleta. “El resto aún demuestra indiferencia, situación que continuará hasta que el Gobierno anuncie medidas concretas que estimulen a la capitalización , agrega el directivo.
Dado este contexto, puede afirmarse que el de maquinaria agrícola es uno de los sectores que más sufre por la coyuntura, con el agregado de que, tanto por aspectos tecnológicos como culturales, su gran apuesta es el mercado local. Siendo la mayoría empresas familiares, que demandan cada vez más ingenieros con alto grado de profesionalización, porque así se los exige el mercado, paradójicamente la industria nacional ha ido recuperando la participación que perdió a partir de la devaluación. Diego Hybel, miembro de Economía Industrial del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), recuerda que la primera reacción del campo tras la devaluación radicó en salir a comprar maquinaria importada, que abastecía ese furor de compra que no podía satisfacer la por entonces devastada industria local. Pero con el crecimiento del sector agropecuario, las pymes empezaron a apostar a la innovación y desarrollo, invirtiendo entre el 5 y 7% de su facturación a nuevos diseños que requiere el avance tecnológico del país. Caso emblemático es el de las sembradoras, que actualmente se fabrican en su totalidad en el territorio nacional, situación alentada por el avance y perfección de la siembra directa.
“En el país se diseñan muchos prototipos, que se deben adaptar a la demanda. El secreto es satisfacer nichos de mercado, y para ello se necesitan máquinas específicas , dice Bragachini.
En tanto, la importación representa alrededor del 20% del mercado, dominado por tractores y cosechadoras, que son los bienes más caros. Por ello, medido en dólares, la facturación se equipara con la del mercado local.
Soja o dólar: qué variable impacta más
Héctor Sendoya, gerente general de Agco, empresa integral de maquinaria agrícola, resume lo que advierte el empresariado en general, al afirmar que es el precio de los granos lo que moviliza al productor a invertir. Siempre ha sido el que genera mayor impacto en la demanda, ya que es la variable que de manera más rápida mejora su rentabilidad. Todos los ejecutivos consultados coinciden en que la demanda de productor acompaña directamente al precio internacional de los commodities, y es ésta variable las que los empuja a invertir.
El tipo de cambio, sin embargo, tiene un relativo impacto en la decisión de inversión del productor, ya que el traslado del costo en dólares que efectúa el comercializador local siempre será menor a la rentabilidad que puede alcanzar el agricultor a la hora de exportar de sus granos en un contexto de buenos precios internacionales.










