

Una nueva forma de pensar la política está comenzando a gestarse. Lejos de los viejos rituales de la plaza y el café, los ciudadanos parecen estar recuperando el ágora perdida. La representación política, como forma de intermediación entre el ciudadano y los asuntos públicos, supone que aquel delega en sus representantes la tarea que, por diversas razones, no puede atender. En los últimos años, voces que aclamaban por un regreso del republicanismo cívico han comenzado a hacerse oír. La mentalidad republicana está hecha de cercanía, de experimentar lo público como propio y de saber que el destino de la polis y del ciudadano están indefinidamente atados.
En clave con esta demanda y necesidad, los ciudadanos han encontrado en el uso de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (conocidas como TICs) una nueva forma de expresarse, más allá del voto. Fundamentalmente, las que se conocen como TICs 2.0 facilitan y dan expresión a esta nueva forma de hacer política. ¿Por qué? Estas tecnologías permiten que el consumidor de información se convierta en un productor de la misma (“prosumidores ). Los usuarios se convierten en protagonistas activos del medio, creando y compartiendo los contenidos. El ciudadano se vuelve parte activa de un entramado que él mismo puede crear y modificar; ya no debe esperar el día de la elección para emitir su opinión ni para hacerse escuchar por un candidato.
En este proceso encontramos que los ciudadanos están mucho más informados de lo que lo estuvieron nunca y predispuestos a participar. Estos “ciudadanos críticos no aceptan dogmas ni consignas y, a pesar de ser individualistas y carecer de identidades colectivas fuertes, son conscientes y activos. En un escenario dominado por la existencia de nuevas tecnologías aparece un ciudadano distinto.
Las herramientas de la Web 2.0 -que habilitan un rol más proactivo a los ciudadanos- son claves para el regreso a un modelo de participación política más activa. Las TICs 2.0 están cambiando la naturaleza de la intermediación política: ésta, hoy, se desarrolla cara a cara, se discute y debate en el momento en que los hechos están ocurriendo.
Los partidos políticos han sido la herramienta fundamental que, en la vida democrática, permiten la intermediación y la representación política. En nuestro país, ellos cumplen un rol fundamental en el sistema democrático. Pero, ¿están nuestros partidos en condiciones de atender estos cambios? Todavía no hemos encontrado que los partidos políticos argentinos estén prestando suficiente atención a estos cambios, la mayor parte de ellos no ha incorporado en sus sitios de internet herramientas 2.0 ni ha dado indicios de comenzar a utilizarlas, aunque algunos candidatos en las últimas elecciones legislativas parecen haberse aggiornado al respecto (quizás, copiando el fenómeno Obama).
Los partidos políticos y candidatos deben evaluar sus capacidades para avanzar en el uso de estas herramientas, y sobre todo, para lograr su uso eficiente. El proceso de aprendizaje debe involucrar un cambio de la actitud del político y su forma de relacionarse con la información y con el votante. ¿Podrán los partidos adaptarse a estos cambios o dada la personalización de la política y la disponibilidad de tecnologías 2.0 el candidato ya no precisará de su intermediación para llegar al votante? El ciudadano, por su parte, ¿precisará de los partidos políticos de los cuales tanto ha desconfiado en estos años para llegar y hacerse escuchar por el candidato? El desafío que tenemos por delante es inmenso: consolidar una democracia republicana, pero ¿estarán nuestros partidos y candidatos preparados para ella?










