En 2005 la Argentina registrará un déficit récord en su comercio con Brasil, superior a los 3 mil millones de dólares, un dato contradictorio con el hecho que el peso nunca ha estado tan devaluado respecto del real. ¿Qué hay detrás de esta situación? ¿ Es conveniente y factible proponerse revertir este desbalance comercial?

Adelantando algunas respuestas, puede decirse que la meta de nivelar el comercio con Brasil, en un contexto de intercambio creciente, sería una buena manera de fijar una agenda a favor del crecimiento, de las inversiones y de la productividad industrial. ¿Porqué esa relación? La conexión tiene que ver con las (probables) causas que han llevado a este marcado desequilibrio con el principal socio del Mercosur.

En esencia, la tendencia al deterioro de la balanza comercial de la Argentina con Brasil se explica por dos principales razones:

1) El aparato productivo de nuestro país en las actividades transables (industria, agropecuaria, extractivas) ha perdido dimensión en términos relativos a esos mismos sectores de Brasil, fenómeno que comenzó a partir de 1998/99 y que se refleja en una menor inserción de productos locales en el mercado interno brasileño.

2) El encarecimiento de los bienes de capital, asociado al elevado tipo de cambio real ha generado un fuerte desplazamiento de proveedores, sustituyendo Brasil equipos que antes se compraban en Alemania, Japón y Estados Unidos.

Si este diagnóstico es correcto, entonces para nivelar la cancha se requiere, como mínimo, que: a) los sectores industriales argentinos cuenten con el apoyo suficiente como para lograr insertarse de un modo más pleno a las cadenas de valor brasileñas; b) las actividades más integradas y competitivas no enfrenten trabas para ingresar a ese mercado de 185 millones de personas y c) el equipamiento y la tecnología de las inversiones locales puedan volver a globalizarse, utilizando bienes de capital de origen brasileño sólo cuando éstos tengan la mejor relación calidad/precio, y no porque sean los más accesibles.

Exportaciones a Brasil: en 1998, los bienes ‘made in Argentina’ representaban el 13,7 % del total de las importaciones brasileñas. En 2005, la participación de los productos argentinos cae a 10,1 % del total de las compras de Brasil al exterior. Esta pérdida de market share ha significado para nuestro país una merma potencial de exportaciones a Brasil de 2,2 mil millones de dólares en los últimos doce meses. Es decir, de haberse mantenido la participación de 1998 de las exportaciones argentinas, entonces el déficit comercial de los últimos doce meses, en lugar de la cifra observada del orden de los 3,5 mil millones de dólares, se hubiera achicado a 1,3 mil millones.

Importaciones de bienes de capital: antes de la crisis, la Argentina compraba equipos preponderantemente en países desarrollados, siendo las máquinas de origen brasileño el 17,7 % del total importado en ese segmento. En 2005, el market share de Brasil ha crecido a 33%. Si la Argentina mantuviera la proporción de 1998 en cuanto a los proveedores de bienes de capital, entonces el déficit comercial con Brasil se estaría ‘corrigiendo’ en 1,1 mil millones de dólares, reduciéndose a 2,4 mil millones.

Los dos factores mencionados explican nada menos que 92% del déficit comercial de este año. En 1998, el balance bilateral mostraba un moderado superávit a favor de la Argentina de 895 millones de dólares. En cambio, el acumulado de 2005 muestra un déficit de Argentina de 3,5 mil millones de dólares, pese a que actualmente el tipo de cambio real bilateral es 50% más competitivo que en 1998.

La pérdida de market share de los productos argentinos en Brasil explicada por el achicamiento relativo de la industria argentina versus la brasileña no es un fenómeno abstracto. Un ejemplo concreto es lo ocurrido con el sector automotriz. Mientras en 1998 la producción automotriz brasileña multiplicaba por 3,5 veces a la de Argentina, en 2005, incluso después de un par de años de recuperación local, la relación a pasado a ser de 7,6 a 1. Ejemplos de este tipo se verifican en diversidad de sectores, desde el agropecuario al energético: antes de 1998 la extracción de petróleo estaba nivelada, mientras que en 2005 la producción de Brasil tiene una relación de 2,2 a 1 con la Argentina.

Por supuesto que los dos factores que explican el deterioro de la balanza comercial están relacionados. Para recuperar terreno en el mercado brasileño, las empresas locales deberán invertir más en equipos y tecnología, lo cual implica incrementar la participación relativa de los países desarrollados como proveedores de bienes de capital. Desde el ámbito oficial quizás se necesite darle un sesgo pro-inversiones de la política tributaria y financiera y también reducir penalidades a la exportación y a la contratación de trabajadores formales que son, por definición, los de mayor productividad.