

Larry Gould es un psicoanalista de Manhattan. Atiende a sus pacientes en su consultorio donde no falta el icónico diván de cuero, las luces son tenues y una colección de obras de Sigmund Freud descansa sobre la biblioteca.
Sin embargo, Gould pasa la mitad de su tiempo lejos de la comodidad de su casa, reuniéndose con ejecutivos que lo han contratado para tratar problemas que sufre la compañía y aparentemente no tienen solución. Desde disputas laborales hasta el desánimo de los empleados que tanto se traslada a los resultados de las empresas.
Sus consultas se basan en las enseñanzas de Wilfred Bion, un psiquiatra británico que fue pionero en el estudio del comportamiento grupal. Bion ayudó a idear maneras de elegir oficiales en la armada británica en la Segunda Guerra Mundial, y sus métodos de liderazgo de grupo fueron adoptados luego por la administración pública y la Iglesia de Inglaterra.
El trabajo de Bion se convirtió en una especialidad del Tavistock Institute de Londres, desde donde el psicoanalista David Armstrong asegura que las enseñanzas de Bion se generalizaron. “Estamos teniendo en cuenta el aspecto dinámico grupal de la organización, ya sea trabajando individualmente con los ejecutivos, con los equipos de trabajo o directamente con la organización , contó Armstrong.
El trabajo psicoanalítico de Gould, como las enseñanzas de Bion, va más allá del comportamiento consciente, que es terreno de la mayoría de los psicólogos, y trata de resolver problemas inconcientes, como llevar al lugar de trabajo las primeras relaciones que se mantuvieron con los padres.
Bion comprendía bien los distintos patrones de sentimientos, comportamiento y relaciones que pueden surgir en situaciones grupales, contó Gould. Por ejemplo, los empleados podrían estar inconcientemente ansiosos por sobrevivir, como por ejemplo por retener su trabajo en un proceso de recorte de personal o saber si recibirá un aumento salarial.
En una oportunidad, lo contrataron para “tratar una minera de carbón cuyo holding la había puesto en venta. El ánimo se había derrumbado y los ejecutivos comenzaron a irse, lo cual destruyó el valor de la compañía. Gould armó una reunión de ejecutivos fuera del establecimiento corporativo y los dividió en cuatro grupos de trabajo para diseñar una forma en la que ellos mismos podrían comprar la firma o ayudar a venderla a un interesado externo que aceptara mantener el personal. “Se trataba de sacarlos del lugar de víctimas y movilizarlos en un rol que los hiciera sentir que eran eficientes. Los ejecutivos se centraron en cómo sería la vida después de la venta en vez de actuar como si estuvieran en un funeral. Vinieron con un plan de venta detallado; la compañía se vendió a buen precio como un paquete y siete de los nueve altos ejecutivos retuvieron sus cargos .
Por lo general, los problemas de las empresas son similares. Los grupos de trabajo se vuelven extremadamente dependientes de su líder, se sienten perseguidos y empiezan a tomar malas decisiones. Los psicoanalistas sostienen que esos inconvenientes podrían provenir de ansiedades inconscientes. Determinar cuáles son, lleva tiempo y esfuerzo, pero finalmente vale la pena comprender y resolverlas.










