La mecha del conflicto étnico que estalló esta semana en Kirguistán fue encendida 20 años atrás. En aquel momento, las 300 muertes que se produjeron en una semana de tumultos recibieron poca atención internacional, pero los acontecimientos de 1990 pusieron a los uzbekos y kirguisos de la sureña ciudad de Osh en curso de colisión.

Ahora volvió momentáneamente la tranquilidad a Osh tras cinco días de enfrentamientos que tuvieron como blanco la minoría uzbeka, con un saldo de más de 170 muertos y miles de refugiados. Pero las autoridades temen que la violencia vuelva o se extienda.

Rosa Otunbayeva, líder interina de Kirguistán, estaría en negociaciones con Dmitry Medvedev, el presidente ruso, sobre la posibilidad de que ingrese una fuerza de paz de ese origen para ayudar a separar a los combatientes. Rusia hasta ahora ha dicho que se opone a este plan.

Pero el Kremlin también se opone a que Estados Unidos siga operando una base aérea en la localidad kirguisa de Manas, que usa para enviar tropas a Afganistán. Y Ruslan Kazakpaev, ministro de Relaciones Exteriores kirguiso, dijo que su gobierno podría revisar la decisión de extender el permiso de operar la base. Aparentemente, esto sería parte del esfuerzo para persuadir a Rusia de enviar tropas que ayuden a tranquilizar la zona sur del país.

En los choques de hace 20 años, lo que estaba en juego eran las tierras privatizadas en las reformas anunciadas por el líder soviético Mikhail Gorbachov. Con poca tierra arable disponible, los miembros de la minoría uzbeka y la mayoría kirguisa se enfrentaron, y pese a que el conflicto duró pocos días, se vieron altos niveles de crueldad, con abundancia de violaciones y ejecuciones masivas.

Las tensiones entre estas dos comunidades que hablan lenguas similares y en el Imperio Ruso vivían juntos en la región de Turkistán, existían ya bajo el período soviético, aunque puede decirse que los dos grupos son creaciones artificiales de los etnógrafos soviéticos que dividieron la URSS de manera arbitraria. Por ejemplo, el valle Ferghana, donde está Osh, fue dividido entre Kirguistán, Uzbekistán y Tajikistán, países que han sufrido episodios de sangrientos enfrentamientos civiles en el período post-soviético.