

En el cuarto trimestre de 2008, la economía norteamericana se contrajo 3,8%, o quizás más, con una caída del consumo individual (70% del PBI) de más de 5% anual. En la industria, la retracción adquirió un carácter brutal, con una declinación de 15% en el trimestre.
El hundimiento de la economía estadounidense, en la mayor recesión desde 1982, fue sólo un esbozo de lo que sucedió en Japón, con una caída de 13% del producto, y en Europa (UE/27), donde el PBI se desplomó 6%.
“Esta no es una recesión común, de mitad de camino. Es la mayor crisis económica desde la Gran Depresión de la década del ‘30 , señaló el pasado 9 de febrero el presidente Barack Obama.
El resultado es que, sólo en enero, se perdieron 600.000 puestos de trabajo; y ascienden a 3.600.000 los que han desaparecido desde el 31 de diciembre de 2007, fecha en que, según el National Bureau of Economic Research (NBER), comenzó la actual recesión norteamericana. Es una recesión que no es común, como sostiene Obama.
Pero la mayor anomalía que caracteriza su originalidad es que, en el último trimestre del año, cuando la desaceleración que dió comienzo a fines de 2007 se transformó en contracción del producto (-3.8%) y en una extraordinaria disminución del PBI industrial (-15%), la productividad -el hilo rojo situado en la vanguardia del proceso de acumulación-, en vez de caer, junto con el empleo, las horas trabajadas, y el consumo individual, se multiplicó por tres.
Entre octubre y diciembre de 2008, la productividad creció en EE.UU, 3.2% anual; y en el año -el de la recesión según el NBER- aumentó 2.8%, el mismo nivel que ha mantenido como promedio desde 1995.
Thomas Kuhn advirtió (The Structure of Scientific Revolutions) que si un fenómeno central no puede ser comprendido a partir del paradigma vigente de conocimiento, y se transforma en una anomalía, puede provocar un giro de abrupta transformación en la naturaleza de la búsqueda.
Es lo que sucede con la productividad estadounidense en la mayor recesión desde la década del ‘30. En todas las otras recesiones de EE.UU, la productividad cayó, junto con el consumo, las horas trabajadas y la ocupación. Esta vez, en vez de caer, se ha triplicado; se ha mantenido en los mismos niveles desde 1995; tanto en lo que fue en la segunda mayor expansión de la historia norteamericana (2001-2007) como en la peor crisis desde la Gran Depresión.
“La recesión de 2008, como la de 2001, es cualitativamente diferente de las previas, porque el crecimiento de la productividad (ajustado por los cambios en la cantidad del trabajo empleado) fue normal, mientras que la oferta laboral giró hacia la izquierda: resultó negativa , señala Casey Mulligan (What caused the recession of 2008? Hints from labor productivity, WP 14729, NBER, February 2009).
“La productividad normalmente se incrementa en los períodos no recesivos, aunque la cantidad varía de década en década. En la Gran Depresión, la productividad cayó más de 5% entre 1929 y 1933. Pero en las recesiones de 2001 y 2008 se ha incrementado , precisa Mulligan.
Probablemente la anomalía que implica el incremento de la productividad entre octubre y diciembre revele su significado a través del examen de su estructura.
Lo que se incrementó en el último trimestre fue la productividad no industrial (Nonfarm business sector), que se expandió 3.2% -y 2.8% en el año-, mientras que la industrial (Manufacturing sector) se contrajo -3%, y se derrumbó, en un sentido no metafórico sino estricto, en el sector de bienes durables (-13.4%).
En EE.UU, en síntesis, la productividad que se expande es la del sector servicios, y la que se contrae, incluso brutalmente, es la de la industria, ante todo, la del acero y la automotriz (Detroit).
Hay indicios de que la economía se está contrayendo en el primer trimestre del año a una tasa levemente menor a la que lo hizo en el cuarto trimestre. En enero, las ventas al por menor (Wall Mart) crecieron 1% con respecto a diciembre; fue el primer incremento desde junio. Las transacciones de automotores continuaron cayendo en enero, pero por primera vez en un año se mantuvieron estables en el caso de los compradores individuales.
La estimación de JPMorgan Chase es que el ciclo económico, no obstante su carácter hondamente negativo, se está contrayendo en los primeros tres meses del año a una tasa significativamente menor que en el trimestre previo; y que, quizás, la demanda y la producción tiendan ahora a equilibrarse.
Algo semejante ocurre en el plano financiero; la tasa de interés interbancaria continúa reduciéndose; y, lo más importante, superan los 100.000 millones de dólares los nuevos bonos lanzados por las empresas norteamericanas en los dos primeros meses del año; es más que la suma de los cuatro meses previos (desde que cayó Lehman Brothers, 18/09/2008).
En suma, la economía norteamericana está intacta en el plano productivo y de la innovación tecnológica (productividad); y es probable que, al menos en el plano financiero, un punto de inflexión haya ocurrido.
El optimismo y el pesimismo son categorías ajenas al análisis económico y político. Lo que interesa es ver ‘la verdad efectiva de las cosas’










