

Cuando se imaginan diversos escenarios electorales presidenciales para 2011, no se duda de que habrá un candidato por el kirchnerismo, otro por el peronismo federal, y otro por una coalición encabezada por el radicalismo. Sin embargo, lo más probable es que ese trío se complete, al menos, con el espacio de Pino Solanas como candidato, y con Elisa Carrió. Estos dos últimos candidatos no merecen habitualmente tanta atención en los análisis como los 3 primeros mencionados.
Solanas
Viene perdiendo imagen desde diciembre cuando estaba en el 56 % de imagen positiva: ahora está en el 37 %. Esto se debe a que entró en la dinámica desgastante del conflicto parlamentario, por lo tanto ya no es el fenómeno fresco de un año atrás; y que la propia recuperación de popularidad del gobierno hace que su discurso está fuera de sintonía con el grueso de la sociedad. Cuando se mide su intención de voto con todos los eventuales candidatos, está en 6,4 % en la zona metropolitana, cuando 12 meses atrás había trepado al 11,1 %. En un escenario acotado de 5 candidatos, con Néstor Kirchner, Cobos, Macri y Carrió, el diputado porteño marca 12 puntos.
Su voto es mayor en la Capital. En dicho escenario se visualiza que recibe votantes radicales y progresistas, anti kirchneristas. Si se produjese un ballotage entre Kirchner y Cobos, los electores de Solanas irían en una proporción de 2 a 1 a favor del actual vicepresidente, aunque el 40 % no se define por ninguno de los dos. Esto quizá no llame tanto la atención, pero sí se debe observar que su conglomerado electoral posee la mayor proporción de kirchneristas comparado con otros candidatos opositores. En una segunda vuelta entre Kirchner y Carrió, a los votantes de Proyecto Sur les cuesta definirse: la mitad no iría con ninguno de los dos, el 26 % se inclina por la líder de la CC, mientras que el 22 % se vuelca por el presidente del PJ. Todo un indicador del perfil heterogéneo que se nuclea tras la figura del cineasta.
Carrió
Su imagen es bastante estable, oscilando su imagen positiva entre el 31 y el 34 % en el último año. Sin embargo, tiene sistemáticamente más imagen negativa que favorable, ya que es vista como una dirigente con un discurso solamente negativo, confrontativo, apocalíptico, sin propuestas, y con denuncias difíciles de comprobar.
En intención de voto, cuando se lo mide con todos los eventuales candidatos a presidente, está en 6,9 % en la zona metropolitana, cuando 12 meses atrás estaba en 4,3 %, luego del mal desempeño que tuvo su partido en la Capital. Lo llamativo es que viene oscilando hacia la baja desde junio de 2008 cuando alcanzó el 21.1 %. Está claro que es una figura que se nutre de un medio ambiente de crispación social (lo mismo le sucedió en 2002, cuando Duhalde aún no le encontraba la vuelta a la crisis económica). Pero cuando las cosas se calman, y el optimismo crece, sus chances se desdibujan. Cuando se la mide en un escenario acotado de 5 candidatos con Kirchner, Cobos, Macri y Solanas, la diputada marca casi 15 puntos. De marzo a septiembre oscila entre el 12 y el 15 %. Es decir que posee un techo, pero tiene un electorado suficientemente fiel como para no sacarla de la cancha, y de esa manera contribuir a la fragmentación opositora. Su voto es mayor en la Capital. Su perfil de voto es radical - progresista y anti kirchnerista, similar al de Solanas. Si se produjese un ballotage entre Kirchner y Cobos, los electores de Carrió irían en una proporción de 4 a 1 a favor del actual vicepresidente, aunque un tercio no se define por ninguno de los dos. Sus votantes son los más anti kirchneristas, junto con los de Macri.
En síntesis
Ambos candidatos ocupan un espacio semejante dentro del electorado. Pero Solanas tiene un público más progresista que el de Carrió -más volcada al radicalismo- y que es una fuente donde puede beber el oficialismo para acercarse a su objetivo del 40 % en primera vuelta.










