

Pese a la decepción por no poder seguir timoneando la marcha de la Economía, gran parte del equipo de Lavagna consideró que la salidad de su jefe terminó siendo la mejor para todas: la sponsabilidad de la dimisión recae íntegramente en Néstor Kirchner, que se la pidió, y el ministro termina su gestión con registros macroeconómicos récord, y antes de un nuevo embate inflacionario y de nuevos cortocircuitos con el FMI.
Según trascendió, luego de ofrecerle el cargo a Felisa Miceli, Kirchner le pasó a Lavagna una “lista negra de al menos cuatro funcionarios que no debían seguir en Hacienda: los secretarios Guillermo Nielsen (Finanzas); Leonardo Madcur (Coordinación Técnica); Eduardo Pérez (Legal y Técnica); y Miguel Campos (Agricultura). Todos hombres del riñon del ministro, protagonistas centrales de la política económica.
Tras el discurso de Lavagna en el reciente Coloquio de IDEA, un foro al que Kirchner no sólo no concurre, sino que esta vez zamarreó impiadosamente, los colaboradores del renunciado ministro intuían que un desenlace era inminente, pero no imaginaban que el día D sería ayer, y menos de la forma en que se dio. Ni bien Lavagna les comunicó la decisión de Kirchner de hacerlo a un lado, confirmaron sus sospechas de que el Presidente tenía su decisión tomada desde las elecciones de octubre. “La excusa que utilizó Kirchner, la concurrencia de Lavagna a IDEA y sus comentarios anteriores en la Cámara de la Construcción (donde denunció sobreprecios en Obras Públicas, un área bajo la responsabilidad de Julio De Vido), no justifican semejante decisión , señaló un allegado al minsitro.
Lavagna se recluyó el fin de semana en Cariló, preparándose para la reunión de ayer, a la cual llegó con retraso por el viaje desde la costa. Fue amable con los custodios y evitó todo contacto con la prensa. En tanto, escuchaba a los “lenguaraces Hugo Moyano y Luis D’Elía que, a su manera, anticipaban la decisión del Presidente.
“No me gustó que fueras a IDEA , le dijo a Kirchner a Lavana, palabras más o menos, y el ministro sintió que su suerte estaba echada.
Pese a las rispideces con la Rosada, que “comenzaron en enero pasado , antes de lanzar el canje de deuda, la convicción de Lavagna sobre el rumbo económico lo llevó a tomar la decisión de seguir en su cargo. Pero sus allegados sabían desde hace dos meses que no completaría el mandato de Kirchner. Tal como se sinceró Lavagna ayer, su postura neutra en la campaña electoral le jugó en contra.
Pese a todo, Lavagna pidió a sus funcionarios que colaboren con la nueva gestión. El ministro era muy querido por el plantel en Economía que ayer le hizo hinchada en el microcine. “Fue el mejor equipo con el que trabajamos en las últimas 8 administraciones , dijeron. Por primera vez, el equipo de Ceremonial (que había sido expresamente reconocido por el ministro) quebró en llanto, rompiendo el protocolo.










