

El último informe sobre el Networked Readiness Index publicado por el World Economic Forum en colaboración con el Banco Mundial e Insead, que refiere al grado de preparación de una comunidad o nación para participar y beneficiarse del desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), ubica a la Argentina en el puesto 50 de un total de 102 países analizados, detrás de Chile, Brasil y México, cayendo tres lugares desde el informe 2002-2003, y 18 lugares desde el 2001. Esta caída no es casual, y su explicación no debe simplificarse atribuyéndola exclusivamente a la crisis de los últimos años.
Las tecnologías de la información y las comunicaciones, con Internet a la cabeza, constituyen en la actualidad un factor estratégico de desarrollo social y económico en toda sociedad moderna. La discusión no pasa ya por favorecer el desarrollo de una industria o sector –tele-
comunicaciones, informática, software–, sino que estas tecnologías y los servicios y aplicaciones derivadas son fundamentales para lograr una verdadera inclusión social, para contar con una educación de cara a los nuevos requerimientos de la sociedad y para mejorar la productividad y competitividad de las empresas, a la vez que constituyen herramientas fundamentales para la modernización de los administraciones públicas.
Gobiernos de países desarrollados y en desarrollo –India, Israel, Irlanda, y para no ir más lejos Chile, Brasil y México– en conjunto con la industria y academia, se han planteado el rol que deben asumir en la transición hacia la sociedad de la información, así como la forma y lugar desde donde encarar esta tarea.
¿Cuál es ese rol? Una clara función de liderazgo y de promoción desde el nivel político más alto y paliar las consecuencias negativas que puedan originarse. Articuladas bajo una única visión estratégica –el ingreso en la sociedad en la información–, y lideradas desde el más alto nivel (Ministerio o Comisión interministerial) estas políticas de Estado han sido orientadas alrededor de cinco ejes estratégicos: 1) El cierre de la brecha digital, que divide a quienes tienen la posibilidad de acceder a estas tecnologías y los que no la tienen; 2) Facilitar el desarrollo de una economía basada en el conocimiento, promoviendo la incorporación de las TIC en las Pymes y fomentando industrias de conocimiento intensivo, 3) Incorporación de tecnología en la administración pública, para dar más y mejores servicios, mejorar la eficacia y eficiencia y transparencia de la gestión (gobierno electrónico); 4) El desarrollo de una infraestructura acorde a las nuevas necesidades, y 5), El diseño de un marco legal que sustente la nueva realidad.
La Argentina aún no ha incorporado esta visión y carece de una política integral en la materia. Ello se vio reflejado en la limitada presencia argentina (de funcionarios e ideas) en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información organizada por la Naciones Unidas en diciembre último. Seguimos creyendo que sólo se trata de un problema de tarifas que afecta a un sector determinado, o que la solución radica en un instrumento (fideicomiso) o ley en particular (Firma Digital / Desarrollo de Software). La ausencia de esta visión integral y de un plan estratégico conduce a acciones y esfuerzos aislados, dificulta la obtención de créditos de organismos internacionales, desalienta la inversión extranjera, desalienta la inversión local, la manutención y actualización de equipos, retrasa el desarrollo y la provisión de los denominados IT enabled services, la conexión de escuelas y la modernización de las administraciones públicas, dificulta el desarrollo y articulación de diversas iniciativas valiosas llevadas adelante por universidades, ONG, gobiernos provinciales y el propio gobierno nacional.
Debemos seguir siendo optimistas, y, articulando esfuerzos de la industria y la academia, alentar al Gobierno para que adopte y lidere una estrategia integral con las características enunciadas que se ajuste a las particularidades, prioridades y situación actual de nuestro
país. Ello colaborará a que dentro de veinte años no nos encontremos frente a nuevas formas exclusión, pobreza, inseguridad, desempleo, analfabetismo y corrupción, y lo atribuyamos a la falta de iniciativas innovadoras de comienzo de siglo. Como decía el profesor S. Sadagopán, ideólogo del Polo Tecnológico de Bangalore –India– durante su reciente visita a nuestro país, “la Argentina tiene todo para dar el gran salto .










