

Los mercados inmobiliarios de Europa Central y del Este hasta ahora demostraron ser más resistentes que aquellos de economías occidentales, si bien las condiciones se deteriorarían durante 2009 debido a que la región enfrenta una creciente desaceleración de la actividad económica.
Ha empeorado el panorama para Europa del Este y eso está preocupando a los propietarios de inmuebles ubicados en una región que se está quedando atrás en los cambios de los rendimientos que se producen en otros lugares. No obstante, algunos esperan que los mercados más maduros de Europa Central puedan capear mejor la tormenta.
El Fondo Monetario Internacional ya se vio obligado a rescatar a varios estados, y se ha pedido apoyo de la Unión Europea para las economías de la región. Sin embargo, se hace hincapié en el hecho de que, según los pronósticos provisorios de la Comisión Europea, todavía se espera crecimiento en varios de los estados más grandes.
El Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo redujo sus proyecciones de expansión económica para 2009, pero aún calcula para este año un crecimiento de 1% en Rusia, por ejemplo.
Para el sur de Europa oriental se pronostica un avance de 1,5% este año, mucho menos que el 7,3% estimado para 2008, pero aún positivo debido a la demanda interna. La expansión en Europa Central y los países bálticos sería este año de 0,4%, comparada con 3,9% de 2008.
Y, pese a 15 años de transición y mayor productividad en todos los países miembro de la UE de la región, el PIB promedio per cápita sigue siendo substancialmente inferior al resto de la UE. Es esta brecha la que los inversores en propiedades todavía esperan aprovechar cuando los mercados caigan. Tienen la esperanza de que se mantenga el potencial de crecimiento de los alquileres y la ocupación.
Pero las condiciones globales inevitablemente van a tener impacto sobre los principales impulsores del mercado inmobiliario en estos países, como la demanda de los inquilinos. Y, aún en los más resistentes, habrá presión sobre los precios.
El panorama es mucho peor para países como Ucrania, Hungría y los tres estados bálticos, que en los últimos años han recibido enormes flujos de inversiones en el sector inmobiliario.
Durante el auge se produjo un indiscriminada suba de precios. Europa Central y del Este se convirtieron en el centro de atracción para los inversores que se habían visto obligados a migrar más al Este en busca de propiedades en mercados emergentes para asegurarse los rendimientos deseados.
Ahora se esperan más caídas de los valores durante al menos un año.










