El ex secretario de Hacienda Manuel Solanet acaba de criticar contra la descentralización porteña, en un artículo titulado “De cómo incrementar la burocracia , publicado en esta sección Opinión de El Cronista el pasado 12 de diciembre (N. de la R.: la Constitución de la Ciudad Autónoma dispuso la descentralización del gobierno en comunas, que tendrán atribuciones de gestión, ejecución y control. Una ley posterior, que aún no fue sancionada, debería definir los territorios de cada comuna y el número de ellas).

No cuestiona tal o cual proyecto de comunas, sino la idea misma de que éstas deban ser creadas. Si bien no aporta mayores argumentos, parte de la base de que las comunas conllevarán per se el aumento del gasto público. Critica, en tal sentido, que no se puedan crear ni cobrar impuestos, tasas o contribuciones, ni endeudarse financieramente, con lo que “estos nuevos órganos (...) tendrán capacidad de gastar pero no la responsabilidad de recaudar , análogamente a lo que ocurre en las provincias.

Solanet parece ignorar que las comunas no serán provincias ni municipios. La capacidad de gastar la tendrán en la medida en que el presupuesto de la Ciudad lo determine. Sencillamente, no podrán gastar un peso más del que les sea asignado, porque –lo que Solanet debería ponderar, ante el prejuicio que tiñe a todo su artículo– no tendrán otra fuente de financiamiento que las partidas presupuestarias que se les acuerden.

En especial, no podrán endeudarse, lo que les impedirá incurrir en uno de los mayores males que han sufrido las administraciones públicas argentinas.

No hay ningún motivo, por lo demás, para que la creación de las comunas irrogue un mayor gasto al presupuesto de la Ciudad. En primer lugar, porque las funciones que cumplan se financiarán con reasignación de partidas presupuestarias ya existentes; además, en mi proyecto y en otros similares, los vocales de las Juntas Comunales se desempeñarán ad honorem.

El autor de la nota omite – quizás por falta de información– que experiencias de descentralización muy exitosas se vienen llevando a cabo en muchas de las más avanzadas ciudades del mundo. Es un proceso imparable, que tiene como propósito darle mayor poder a los vecinos respecto de los asuntos que más directamente los atañen. La descentralización profundiza la democracia.

Otro error que subyace en la nota sub examine, es creer que la descentralización es una “suerte de transformación de las asambleas barriales en juntas comunales . ¿Hace falta explicar que las comunas están establecidas en la Constitución de la Ciudad desde 1996, cuando las asambleas barriales (hoy casi inexistentes) no se conocían?

Y un último punto es que, nos gusten o no, las comunas constituyen un mandato constitucional. Si algo se requiere para recrear a Buenos Aires y a la Argentina, es precisamente respetar la ley.