La infancia de los Maldonado transcurrió entre aceitunas, quesos, aceite de oliva, vinos en damajuana, dulces regionales y -siendo cinco varones- mucho fútbol. Hoy los hermanos recrearon todos esos gustos en M5, un local que abrieron en pleno Villa Urquiza, y que reúne los olores y sabores de la niñez, pero en formato gourmet.

“Nuestro abuelo empezó con la Bodega Amparo, hace 28 años, cuando llegaban los primeros vagones de vino a la zona de Palermo. Después se quedó mi papá con el negocio y después nosotros , resumió Juan Pablo (28), el segundo de los hermanos y quien hace de vocero no oficial de la familia. Junto a Germán (32), Emiliano (26), Nicolás (21) y Facundo (18), aprendió los secretos de la buena mesa de la mejor manera, trabajando, pues siendo chicos su mama los ponía en la fiambrería a hacer los deberes o vender productos para poder controlarlos y tenerlos cerca. “Nos criamos viendo y escuchando lo que ahora ponemos en práctica. Y conociendo los productos .

Diez años después, todavía están detrás de un mostrador, pero ahora, de su propio emprendimiento. Sin descuidar el negocio familiar originario, los hermanos decidieron embarcarse en una nueva faceta acorde a los tiempos actuales. “Creemos que hay una nueva generación de consumidores que están eligiendo productos de primera línea. Nosotros no vendemos caviar ni delikattessen carísimas sino productos de mucha calidad pero aptos al bolsillo de la clase media , dijeron.

Lo que nos gusta

Como no podía ser de otra manera, la idea de esta empresa se fue gestando entre picada y picada. “Los domingos siempre nos juntamos a comer en la casa de mi mamá y cada uno lleva algo para la picada, algo nuevo, raro o distinto. Un día pensamos en armar un lugar que tuviera todo esto que nos gusta, hacer un negocio que nos representara , contaron.

La idea tomó forma en un local reciclado a nuevo con 350 m2 más una cava subterránea de 110 m2 con capacidad para alojar a 14.000 botellas sueltas, que inauguraron hace dos semanas. Allí, distribuidos en góndolas por todo el salón, se puede encontrar desde vinos de las mejores bodegas hasta licores, frutas secas y desecadas, quesos, fiambres, especias, aceite de oliva, miel.

Para poner en marcha el proyecto hicieron una inversión inicial de $ 2 millones, que en su mayoría se llevó la obra de reciclado, más unos $ 500.000 en mercadería. Este monto fue genuino, sin recurrir a créditos y se reunió por la venta de stock de mercadería y los ahorros de varios años. Parte del capital llegó por la venta de autoelevadores, diseñados y fabricados por ellos, que se comercializan en “Maldonado Elevadores , empresa que los hermanos montaron en los ‘90 y que también gerencian.

Además de las personas, el barrio y los productos son las otras dos patas de la empresa. Con respecto al primero y rompiendo la tendencia de ir hacia Palermo, decidieron apostar por Villa Urquiza, pues consideraron que la zona reunía al público que querían captar. “Es gente que consume productos de primer nivel, confiamos mucho en el barrio . Para llegar a los vecinos hicieron una campaña de marketing directo y enviaron 22.000 brochures con cupones de descuento.

Sobre los productos, la política de los hermanos es simple: combinar precio con calidad. Por eso no dudan en recorrer las provincias para rescatar sabores y producciones regionales, ofrecer combinaciones y recetas para agregar valor a una comida simple (“aggiornar la picada ) y combinar todo con un buen vino. El rol de los vendedores en esto es fundamental. “El producto tiene que enamorar por eso es importante explicar, por ejemplo, de donde viene un vino, que la uva está cosechada manualmente, etcétera. Si el vendedor le da más ideas al cliente, vende más , destacaron.

A pesar de que cada uno cumple funciones específicas, los hermanos recorren las góndolas y trasladan a sus doce empleados las lecciones recibidas en la infancia, casi comomáximas: vender es un intercambio de emociones; hay que transferir al cliente las sensaciones y las impresiones que cada uno tiene; el vendedor debe explicar, enumeran.

A esta transmisión oral se suman cursos de capacitación para que puedan asesorar a los clientes sobre los productos. En especial, los vinos. Una diferencia con el local anterior es que en Amparo los Maldonado contrataban a amigos y compañeros de escuela. En M5 enviaron solicitudes a escuelas gastronómicas y de sommelier para que los vendedores aporten más valor. De todas formas, el denominador común es la confianza, afirman.

El salto a la profesionalización

Una de las características de este emprendimiento es que se trata de la continuación de la empresa original pero aggiornada a los tiempos de la tercera generación. “Somos la descendencia que evolucionó del viejo italiano que tenía los almacenes en Buenos Aires , ejemplificó Juan Pablo, a quien le gustaría rescatar en su negocio la mística del bodegón.

Tanto la Bodega Amparo como M5 son pymes familiares organizadas y estructuradas como tal. A nombre de todos los hermanos y con similares acciones cada uno, los Maldonado son conscientes de que para que el negocio funcione la familia debe estar unida. Si bien reconocen que es difícil mezclar afectos con dinero, dijeron que les resulta tan bien trabajar juntos que piensan que lo harán toda la vida. “No es porque sean mis hermanos -dijo Juan Pablo- pero tienen buena madera, son buenos tipos y eso es lo importante. Nos peleamos pero no hay ninguna situación complicada , agregó.

A pesar de esto, un tema pendiente que no dejan de destacar es el salto hacia la profesionalización. Sin carreras formales, los hermanos ejercen distintas funciones distribuidas según el perfil de cada uno. Germán, el mayor, se ocupa de Bodega Amparo y de todo lo relacionado con la venta y el pago a proveedores en M5; Juan Pablo es el coordinador del negocio y quien hace las compras; Emiliano se encarga de la logística y el armado del negocio; Nicolás de la organización interna y los recursos humanos y Facundo, que acaba de terminar el secundario, estará dando sus primeros pasos en el mundo del comercio gourmet. En él están puestas las esperanzas de sumar un profesional universitario al clan para que los ayude en la parte técnica. A modo de broma, los hermanos dicen que el benjamín ya les dio la primera desilusión, pues no va a ser jugador de fútbol, la otra gran pasión de la familia.

Tan fanáticos son de este deporte que la sociedad que nuclea a los emprendimientos se llama “Rojo y Negro del Alma S.A , por los colores de Defensores de Belgrano. “Podemos discutir pero hay un lugar donde nos juntamos todos los sábados, a las cuatro de la tarde, en el Bajo Núñez .

Pasadas las bromas, los Maldonado son conscientes de que el punto a mejorar va a pasar necesariamente por sumar profesionales al staff. “Sabemos que el mundo globalizado necesita personas con características distintas a las que nosotros traemos desde chicos. Creemos que hemos puesto el mejor sistema de mercado en cuanto a puntos de venta y comercialización y tratamos de aggiornarnos pero no descartamos traer a alguien que nos ordene un poco más, aunque si es de la familia, mejor , sostienen.

Ya tienen proyectada la apertura de más locales, siempre en el barrio o zonas similares. Con respecto a la competencia, dicen que todavía no la tienen porque son pioneros en esta combinación gourmet + barrio. Además, como diferencial, confían en los casi 30 años de trayectoria que avalan su presencia en el mercado y sobre todo, la relación con los proveedores.

El cuadro familiar se completa con Amparo y Juan Maldonado, los padres que “todavía siguen atendiendo y dando una mano . La declaración de independencia de los hijos, aseguran, fue una decisión en la que intervino todo el clan. “Nuestros padres piensan que somos cinco hermanos pujantes, unidos, coincidimos en las políticas de trabajo y en el desarrollo comercial, nos ven juntos y están contentos . Después de las risas por tremendo autoelogio, deciden que es hora de armar una picada y corren a elegir lo que más les gusta, esos sabores que conocen desde la cuna.

Leticia Chirinos

En números

n Inversión inicial: $ 2,5 millones

n Cantidad de empleados: 12

n Edad promedio de los dueños: 25 años

n Facturación estimada para el primer año: $ 3,6 millones