Si se juzga la popularidad del club por el largo de la fila de los que esperan en la puerta, la Unión Europea debería comenzar el 2005 con un espíritu de confiado optimismo. Pero Europa no es optimista. La sensación predominante es la incertidumbre y, en algunos sectores, el temor apenas disimulado.

El clamor de los miembros potenciales es visto más como una amenaza que como una oportunidad por la UE, que comenzó en 1958 como un grupo íntimo de seis países y ahora incluye 25 miembros que se extienden desde Portugal a Finlandia.

Algunos temen que el sueño de Robert Schuman y Jean Monnet, los padres fundadores de la UE, “de una unión cada vez más estrecha , se pierda a medida que el club se vuelva más inmanejable. “La mesa de reuniones en las cumbres europeas es ya tan larga que los mandatarios casi no pueden ver a los que están en el extremo opuesto , explicó un embajador ante la UE.

A fines de 2004 la UE todavía estaba tratando de asimilar la adhesión de 10 estados miembro, pertenecientes en general al ex bloque comunista, en mayo pasado. Sin embargo, en la última cumbre se abrió el camino para la incorporación de Bulgaria, Croacia, Rumania y, lo que ha resultado más controvertido, de la vasta y mayoritariamente musulmana República de Turquía.

Además, la Unión se está dando cuenta de que debe al menos considerar la posibilidad de convertir en miembro a una Ucrania democrática.

La incógnita es si esta unión, que puede llegar a abarcar 33 países y hasta 600 millones de personas, será sólo un mercado único con una sociedad de debates agregada. Esta es la pesadilla de algunos, particularmente de países como Francia, que han sido miembros fundadores.

La toma de decisiones en áreas en las que se aplica el veto nacional, particularmente en campos como los impuestos y la política exterior, se hace más difícil cuanto más se amplía la mesa de conferencias.

Pero la experiencia muestra que el proceso de profundizar la integración continuó pese a la ampliación. Poco después de la incorporación de España y Portugal, en 1986, la UE comenzó a trabajar en el establecimiento de una moneda única y una política exterior común. Poco después de la adhesión de Austria, Suecia y Finlandia, en 1995, la UE acordó profundizar la cooperación judicial y la política de asilo e inmigración. Y en junio, un mes después de la incorporación de 10 nuevos miembros, se acordó la nueva Constitución de la Unión, que moderniza normas y reduce el uso del veto para agilizar las decisiones.

Esta carta debe ser ratificada por los 25 miembros y la perspectiva de que gane el No en algunos referéndums nacionales, como en Gran Bretaña, Francia y Polonia, por ejemplo, aumenta el clima de intranquilidad. Lo que no impide que la fila para entrar dé vuelta la esquina.