

El oro y el cobre impulsaron el avance de los otros metales preciosos y básicos, mercados que registraron importantes alzas durante 2009, a pesar de la crisis bancaria mundial y la posterior recesión económica mundial, o quizás debido eso.
El oro mantuvo una tendencia alcista extraordinaria; el precio del lingote trepó 30% en lo que va del año y a mediados de noviembre alcanzó los u$s 1.143,25 la onza troy, que fue el pico de todos los tiempos.
El aumento del precio del lingote se debe al interés sin precedentes que muestran los inversores como resultado de la debilidad del dólar y las dudas sobre el rol a largo plazo que tendrá la moneda estadounidense como divisa de reserva mundial.
Esa preocupación por la salud del dólar quedó reflejada con el giro que dieron los bancos centrales, que se espera se convertirán en compradores netos de oro este año, después de que a partir de 1988 fueron vendedores netos.
Gijsbert Groenewegen de Silver Arrow Capital, el hedge fund de metales preciosos, señaló que la implosión de los mercados financieros en 2008 provocó una pérdida de confianza en los títulos valores y un corrimiento hacia los activos tangibles
Ese cambio quedó demostrado a raíz de la decisión de India de comprar 200 toneladas de lingotes al Fondo Monetario Internacional y la cantidad de dinero que han colocado los inversores en fondos cotizantes de metales preciosos.
"El hecho de que los bancos centrales estén adquiriendo oro mientras, a su vez, son creadores de dinero papel y prestamistas de última instancia, es de una importancia significativa", dijo Groenewegen.
Pero la estampida del oro registrada este año casi palidece en comparación con los avances que obtuvieron otros metales preciosos, como la plata que trepó casi 63%, el platino 55% y el paladio prácticamente se duplicó en 2009.
Delegados que estuvieron presentes en la conferencia de la London Bullion Market Association en Edimburgo a principios de noviembre pronosticaron una mayor solidez en los precios.
La combinación de analistas, operadores, ejecutivos del sector minero que, como grupo, tienen un buenos antecedentes como pronosticadores, predijeron que el oro llegará a u$s 1.181,3 la onza troy en septiembre del año próximo, mientras que estiman que la plata alcanzará los u$s 18,10 la onza troy.
También prevén que el platino tocará los u$s 1.629,10 la onza y que el paladio llegaría a u$s 475,80 la onza.
El alza de los precios de los metales preciosos junto con la recuperación del mercado de valores global este año generó temor a que las medidas de liquidez tomadas por los bancos centrales para contrarrestar la contracción del crédito estén inflando otra ronda de burbujas de precios de activos, en particular en los mercados de commodities.
Peter Lucas, estratega de inversiones en RBC Wealth Management, advirtió que podría repetirse la viciosa espiral de aumentos de precios para los commodities y el avance de la presión inflacionaria registrado a principios de 2008.
Lucas comentó que muchas materias primas ya están cotizando por encima del "valor razonable" dado el estado de la economía global.
Él señaló que si la comunidad inversora empuja demasiado arriba a los mercados de commodities, podría provocar una nueva crisis mundial y la repetición del derrumbe de precios del año pasado.
Los valores del cobre se duplicaron este año, lo que llevó a una fuerte alza en todo el sector de metales preciosos.
El índice de metales básicos de la London Metal Exchange subió más de 80% este año, respaldado por los paquetes de estímulo fiscal y monetario de China, que impulsaron la demanda.
Sin embargo, algunos operadores siguen preocupados, temen que el mercado de cobre sea vulnerable a una corrección.
Los inventarios de cobre subieron sustancialmente este año, las importaciones chinas comenzaron a disminuir y los comerciantes y especuladores acumularon grandes volúmenes de existencias en el gigante oriental anticipándose a otros incrementos en la demanda.
Los precios del cobre se sostienen debido a una cantidad de huelgas en operaciones mineras de América latina, pero los analistas de Liberium Capital advirtieron que el mercado de cobre está "precariamente equilibrado".
Michael Widmer, estratega de metales de BofA Merrill Lynch, señaló que la continuación de las fáciles políticas fiscales de los gobiernos en 2010 debería beneficiar la demanda de metales y que, cuando sea más certera la recuperación económica, los participantes del mercado deberían comenzar a reponer existencias.
Sin embargo, Widmer también advirtió que si en 2010 se fortalece el consumo de los metales, el proceso probablemente sea gradual porque la demanda en los países desarrollados todavía no es lo suficientemente sólida como para compensar cualquier disminución en el interés de comprar en China.
Daniel Brebner, analista en Deutsche Bank, señaló que el mercado del cobre "está comenzando a reflejar en los precios expectativas demasiado altas para la actividad económica mundial".
Si bien Deutsche espera que los precios de dicho metal se debiliten, eso sería sólo una corrección temporaria en una tendencia de mercado alcista de largo plazo.
Brebner comentó que el cobre es uno de los pocos mercados de commodities que enfrenta la posibilidad de una "verdadera escasez" porque sigue habiendo subinversión en minas nuevas y las pocas oportunidades de desarrollos nuevos significarán que sólo una pequeña cantidad de proyectos de calidad darán fruto en los próximos 10 años.
Del lado de la oferta, Robin Bhar, analista de metales en Calyon, señaló que el futuro crecimiento del lado de la oferta probablemente se vea limitado debido a la drástica reducción de las inversiones tras la crisis del crédito.
"Aún antes de la crisis financiera, la industria de los metales enfrentaba una subinversión estructural en la capacidad minera para cobre, zinc, plomo y estaño", comentó Bhar agregando que las compañías del sector más grandes del mundo soportan un "muro de deuda" que tiene un severo impacto sobre la oferta.










