

En una parrilla de Queens, uno de los distritos de Nueva York donde está instalada la colectividad argentina, la presidenta Cristina Fernández reunió ayer al nucleo duro de la comitiva. Fue la oportunidad de repasar el día y fundamentalmente, ponerse en contacto con el ministro Amado Boudou que hoy tomará la posta en la negociación con el objetivo central de regresar a los mercados de deuda voluntaria.
En la parrilla Boca Juniors, también estuvieron el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el jefe de los diputados k, Agustín Rossi, el diputado José María Díaz Bancalari y el embajador argentino ante la ONU, Jorge Argüello.
Boudou llegó ayer a Estados Unidos y hoy tendrá una reunión clave en las negociaciones para saldar la deuda en default con el Club de París. Se trata del encuentro que mantendrá a solas con su par de Francia, Christine Lagarde, en lo que se convertirá en la primera entrevista bilateral con un país para avanzar en la regularización de estos pasivos que suman cerca de u$s 6.600 millones y está en cesaciones de pagos desde comienzos de 2002.
Boudou llegará con un esbozo de lo será el plan de pagos oficial: un cronograma de pagos sucesivos con plazos de hasta cinco años y en el cual los desmbolsos de la Argentina se produzcan atados al compromiso de las naciones que integran el Club por desactivar la veda que rige para invertir en el país.
También inició una ronda de consultas con bancos de inversión en Wall Street para invertir los fondos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS). Por el momento, los contactos no pasan de una asesoría informal, pero tienen como marco el acercamiento del Gobierno a los mercados, que tiene como objetivo la emisión de un título público a comienzos del año próximo.
Lagarde comentó esta semana que aún no hubo comienzo de las negociaciones formales con la Argentina, por lo que hoy se haría el primer avance, en el marco de la cumbre del G-20.
El Club de París es un consorcio de naciones acreedoras integrado por Estados Unidos, Francia, Holanda, Alemania, Japón y España, entre otros países. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tiene particular interés en regularizar esta deuda, porque en tanto el default siga vigente los bancos públicos y privados, y las grandes empresas de esas naciones no pueden realizar inversiones en la Argentina. El dato es clave, porque, por ejemplo, las últimas dos centrales termoelectricas construidas en el país se realizaron con préstamos a baja tasa y largo plazo que financiaron el Banco de Japón y el Eximbank de Alemania.
El ministro Boudou pretende avanzar en un acuerdo con el Club de París sin sellar un acuerdo (al menos tradicional) con el FMI. Si bien existen casos de naciones que lo hicieron, no es lo usual. La Argentina insistirá desde hoy en la Cumbre del G-20 que se realizará en Pittsburgh con la necesidad de una amplia reforma del Fondo Monetario. Y en paralelo Boudou buscará sellar una suerte de acuerdo light: esto es, permitir que el Fondo revise anualmente las cuentas del país (lo que establece el artículo IV), pero sin emitir recomendaciones vinculantes o comentarios que puedan ser interpretados como condicionalidades.










