

El 2008 despedía sus últimos días y el Gobierno anunciaba con bombos y platillos un plan de facilidades impositivas para el blanqueo de los trabajadores en las pymes, definido por los funcionarios y algunos representantes del Congreso como el más tentador y generoso de los últimos años. Pero los empresarios no se muestran seducidos. Ya apostaban pocas fichas al éxito de la medida antes de su implementación, por considerar que no era el momento de aumentar costos patronales, a pesar de que reconocían que la misma resultaba interesante, aunque atemporal (entre sus principales propuestas, la ley permite la regularización de hasta 10 trabajadores no registrados sin pagar deudas de capital e intereses hasta fines de noviembre de 2008, y hacia el futuro otorga el incentivo de disminuir 50% las contribuciones patronales en los primeros 12 meses, y una reducción del 25% durante el segundo año). Y ese vaticinio se está confirmando. Según un sondeo que realizó El Cronista entre fuentes oficiales y empresarias, el régimen que comenzó a implementarse el 1º de marzo y que se extiende, en principio, hasta el 31 de agosto, ha tenido muy poca adhesión. La realidad demuestra que los encargados de manejar los números de las compañías se encuentran hoy más preocupados y ocupados en realizar malabares para evitar despidos y suspensiones, y en negociar de qué manera otorgar recomposiciones salariales, que en regularizar totalmente la situación de los empleados. Ejecutivos de distintos sectores industriales y de servicios así lo confirman sin pudor, asegurando que la obligada elección es la que permite, en muchas ocasiones, que la empresa continúe con su producción y los trabajadores con sus salarios.
Además de evitar incrementar el costo laboral en un período dominado por la famosa crisis de expectativas, existe otro factor no menor que estimula la demora del empresario: en varias cámaras circula el rumor de una posible ampliación y extensión del beneficio, situación que no es desmentida por fuentes oficiales si la medida no tiene el éxito esperado. En estricto off the récord, no son pocas las fuentes que aseguran haber escuchado en los pasillos de la AFIP que dicho organismo está dispuesto a otorgar mayores facilidades para tentar al empresario pyme, como extender hasta fines de este año la condonación de deudas y el tiempo para adherirse al plan. “Históricamente, cuando se lanzan facilidades, se incorporan más beneficios a último momento; estamos acostumbrados a eso. El empresario siempre reclama más mejoras , comenta un experto de la AFIP, para reconocer luego que el blanqueo viene bastante frío. Esta fuente asegura que los empresarios siguen estudiando el régimen, y que será durante el último mes cuando se alcanzarán las mayores solicitudes, liderados, según la fuente, por el sector de la construcción, “ya que es bastante irregular el sistema de contratación; se establecen contratos temporales por una obra, que caducan al finalizar la misma, pero se convoca luego a la misma gente para otro trabajo . La fuente oficial, además de advertir que a partir de 1º de septiembre la fiscalización será más agresiva, indica que el principal problema que se observa en empresas de menos de 10 trabajadores se vincula con la mala declaración o “registración a medias : personal que se blanquea por media jornada, cuando su trabajo es total, o por un salario inferior al que recibe.
Las fiscalizaciones, de todos modos, se suelen concentrar en las empresas con más de 10 trabajadores (paradójicamente donde el empleo no registrado es menor). Desde la propia AFIP saben que es muy difícil que una pyme de menos de 10 empleados pueda cumplir con todos los impuestos; por eso no los persiguen demasiado.
Números en rojo
Si bien desde la AFIP no quieren “blanquear aún ningún número de manera oficial -aseguran que lo anunciarán cuando caduque el plazo de adhesión-, se han filtrado datos que observan un el bajo ritmo de registros, teniendo en cuenta que la informalidad laboral afecta al 40% de la masa de trabajadores. El dato más optimista lo lanzó el propio titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, en una reunión que mantuvo semanas atrás con una importante central empresaria. Ante la mirada sorprendida de los presentes, el jefe recaudador deslizó que sólo en el mes de marzo se habían generado más de 90.000 nuevos empleos.
Pero días atrás, otra importante fuente de Gobierno reconoció que, desde el primer día hábil de marzo, el blanqueo apenas supera los 100.000 registros. Jorge Colina, investigador jefe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) enfatiza que cualquiera de las cifras son muy pobres, ya que se debe tener en cuenta, según recuerda, que durante el tercer trimestre del año pasado, el empleo no registrado alcanzó a 300.000 nuevas personas, sumando en total 4,5 millones los trabajadores que padecen esta situación. “Esto demuestra que el impacto del plan viene siendo bajo. Aún no alcanza ni para contrarrestar la informalidad que nació sobre fines de 2008 , destaca el economista, quien define a la moratoria como poco atractiva, “ya que la reducción de cargas patronales, proyectándolas a futuro, son débiles.
Hay que tener en cuenta que, por cada $ 1.000 que el trabajador se lleva de bolsillo, el costo laboral para la empresa trepa a $ 1.600, por lo que el beneficio de formalizar es bajo para una pequeña empresa. Quizás pueden sumarse en mayor medida las medianas, las que dispongan de una planta que supere los 80 trabajadores, pero son las firmas que muestran un menor porcentaje de trabajadores en negro . El analista subraya otra estadística para tener en cuenta, y que refuerza su teoría: las empresas de hasta 10 empleados (las de mayores dificultades financieras para sumarse al régimen) totalizan el 80% de las firmas del país.
Otro dato ayuda a ilustrar el momento en que fue lanzada la medida de blanqueo: según el último relevamiento del Observatorio Pyme la tasa de creación de empleo lleva cuatro trimestres seguidos con variaciones negativas. En términos interanuales, el nivel de empleo se contrajo un 10,2% en el primer trimestre de 2009. En total, esto representa una reducción de unos 60.000 puestos de trabajo en el universo de las pymes industriales.
Quiénes pueden adherirse y por qué aprovecharlo
Analizando qué sectores deberían aprovechar en mayor medida este plan, Colina ubica en primer lugar a los hoteles y restaurantes, que si bien sienten el impacto de la crisis, no la sufren en la misma medida que un rubro industrial. Y el sector salud también podría verse beneficiado por este mecanismo, ya que, según el economista, “tienen mucha gente como monotributistas, pero en el fondo es una relación de dependencia encubierta. Quizás puedan capitalizar este momento para limpiar la deuda hacia atrás y dar inicio a una relación más prolija .
Vicente Lourenzo, secretario de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), coincide en que el programa oficial camina a paso lento y lo vincula a dos motivos. “La realidad es que hay consultas, pero creo que el empresario pyme decidirá si lo aprovecha sobre el final del plazo, sobre todo para corregir las fechas de inicio de la actividad laboral de sus empleados, quizás la principal falencia del sector comercial. Respecto de los que mantienen al personal totalmente en negro, sí es una buena oportunidad que debe aprovechar el empresario, ya que le saca una hipoteca de encima a la pyme. Al quitarse esa mochila, también se evitan juicios de los trabajadores, que se pueden rebelar por su condición de tantos años , puntualiza Lourenzo. El siguiente motivo de la dilatación en la decisión, según el directivo, se vincula directamente a la fuerte retracción que observa la demanda. “Las ventas caen mes a mes, y sin bien blanqueando se tiene el beneficio inmediato de la reducción de la carga patronal, los costos empresarios también aumentan, y no es el momento para ello. Al igual que el consumidor, el empresario toma decisiones en base a sus expectativas, y actualmente no son las mejores , sostiene.
Tomás Forsthuber, presidente de Carmahe, la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta, Bienes de Capital y Servicios para la Producción, coincide que en un contexto de fuerte caída de la actividad industrial, no es sencillo sumar mayores costos laborales. “Hoy es más difícil despedir por la falta de mano de obra calificada que tanto costó conseguir en los últimos años. De todas formas, el que esté en condiciones de formalizar ahora, estoy seguro que lo estará aprovechando, pero es la minoría , asegura el directivo. Igualmente, este sector no se caracteriza por disponer de un gran porcentaje de empleo no registrado, ya que por razones de seguros, tener operarios en negro es sinónimo de correr un riesgo muy alto. “Por ejemplo, cuando mandamos un técnico nos piden la ART de esa persona , comenta Forsthuber.










