

Paulo Archias Mendes da Rocha nació el 25 de octubre de 1928 en Espirito Santo, Brasil. Surgido de la generación de arquitectos contemporáneos brasileños, logró alcanzar una privilegiada posición a lo largo de los años, especialmente tras recibir el premio Mies Van der Rohe para Latinoamérica en 2001 y el Pritzker de arquitectura en abril de 2006.
- ¿Cuál es su postura sobre el uso del
espacio público?
- Podría decir que el concepto de espacio ya significa público. Para nosotros, no existe el concepto de espacio privado. El espacio es en sí mismo público. Lo que se da en las ciudades es una reducción de la libertad de los espacios que son públicos, se ven restringidos algunos espacios que eran, de por sí, públicos. Hay que tener en cuenta que la ciudad, como un hábitat humano posible, es una invención del hombre.
- ¿Después de 50 años de trabajo en una
corriente de arquitectura que podría llamarse de
vanguardia, hay algún balance que pueda
hacer al respecto?
- Es muy difícil realizar un balance. Lo que nosotros pretendemos es que el planeta no “balance (responde Mendes da Rocha jugando con otro significado de esta palabra en portugués: oscile o contrapese). Una especulación de la arquitectura tomada puramente como una mercadería, en la que se cambian los envoltorios pero el producto sigue siendo el mismo no da lugar a una ciudad para todos. En eso no interesa el futuro de la ciudad que imaginamos.
- ¿América latina sigue siendo un espacio
virgen?
- No, pero esa es una imagen. Porque acá todo es muy nuevo, pero ya no es así de virgen. Es una virginidad muy discutible. Lo que hay pensar es que en América latina hubo toda clase de infamias, se dieron todas las infamias de la política colonial. Entonces, necesariamente, nosotros nos constituimos como el lugar de la revisión crítica de la política colonial. No con una visión revanchista, sino constructiva de esta infamia que sucede hoy en Europa y en todo el mundo. Porque los problemas contemporáneos no son más latinoamericanos que europeos, son iguales. No son idénticos, pero son iguales.
- Sin embargo algunos problemas en
América latina son muy particulares debido
a la fragmentación...
- Pero lo que ocurre en Europa es la misma cuestión. España está teniendo muy serios problemas con la gente de Marruecos, Francia con Argelia, Holanda con Sumatra y Borneo y así podría seguir nombrando muchos otros. Esta visión de la segregación no tiene futuro así como está planteada. La cualidad del hábitat popular o no popular es una tontería. No existe kilowatt popular, no existe agua popular. El agua está contaminada o no está contaminada. Por lo tanto, todo esto es una tontería.
- ¿Qué ocurre con la cultura en este sentido?
- La cultura es algo que se construye, que se cultiva. No es una cosa ya lista. Eso es cultura antigua y conservadurismo. Cultura significa cultivar. Y en esta ciudad se cultiva muy bien. Basta con caminar por la calle para ver que la vida es muy rica.
- Para finalizar, nombrenos alguna de sus obras que le parezca representativa, que refleje
su posición frente a estas problemáticas.
- Yo creo que no logré que ninguna sea todo lo representativa que hubiese querido. Pero se hace lo posible, ¿no? Del mismo modo que cuando uno habla, no siempre consigue decir exactamente, dignamente lo que quería. Pero hay una aproximación.










