

Joven y con lazos familiares ligados al mundo del espectáculo y la alta sociedad, el primer candidato a legislador porteño del PRO, Fernando de Andreis, reúne todos los requisitos para ser presa fácil de las revistas del corazón. Patricia Langan lo tenía aún en la panza cuando su padre biológico falleció, hace 33 años. Fue el corredor de autos Juan Manuel Bordeau –el segundo esposo de su madre– quien lo adoptó y lo crió como propio. “Yo siento que él fue mi padre , dice. Aunque no los une la sangre, de Andreis se refiere al actor Juan Cruz Bordeau –el hijo que el piloto tuvo con Graciela Borges– como su hermano. Lo mismo hace con Ivone Bordeau -hija de un primer matrimonio de su padrastro- y ex esposa del jefe de Gobierno Mauricio Macri. Es por eso que conoce al líder de PRO desde muy chico.
Como político, en cambio, este licenciado en administración de empresas tiene pocos pergaminos: organizador de la juventud macrista, jefe de asesores de Marcos Peña y legislador porteño desde hace 16 meses. Aunque puede exhibir una antecendente político familiar curioso: su abuelo paterno -que llevaba su nombre- fue diputado por el Socialismo entre 1914 y 1928. “Parece una rareza pero mis pares socialistas me explicaron que mi abuelo pertenecía a una rama conservadora del partido. La misma en la que estaba el abuelo de Federico Pinedo , aclara a El Cronista en su despacho del Palacio Legislativo.
–¿Cuál considera que es su mérito para encabezar la lista de legisladores del PRO?
–Creo que tiene que ver con la coherencia que mostramos en los armados de listas desde 2003, donde se privilegia a la dirigencia joven, sin vicios en la política, pero que le pone mucha pasión a lo que hace. También se valoró mi trabajo en la Legislatura apoyando la gestión. Y hay cuestiones que tienen que ver con la confianza.
–¿Cuanto influyó su relación familiar con Macri?
–Es algo que ayuda, es verdad. Yo ahora sólo tengo con Mauricio una relación laboral. Pero lo conozco de chico porque él estuvo casado con una medio hermana mía, Ivone, que en realidad no es pariente sanguínea. Pero ellos se separaron en 1991 y a partir de ahí lo vi muy poco.
–¿El lo convocó para sumarse al PRO?
–No. Yo lo busqué. Mi familia venía de varios años difíciles en términos económicos. Para nosotros, la década del ‘90 fue nefasta. No tengo ninguna simpatía por el Gobierno de Carlos Menem. Lo padecí mucho en lo personal. Y esa crisis económica me generó un replanteo muy profundo vocacional. Tenia 26 años, no había laburo en el país y tenia ganas de hacer algo que me gustara. Comencé a mirar a este tipo de espacios políticos nuevos. Me contacté con el PRO, lo fui a ver a Marcos Peña a la Fundación Creer y Crecer. Pegué muy buena onda con él y me pidió que armara la juventud del PRO. Era el año 2002.
–¿Y antes del PRO militó en alguna fuerza?
–No, de hecho nunca voté a los mismos partidos.










