

Pascual Mastellone se llamó al silencio desde la devaluación. El dueño de la marca La Serenísima revivió entonces los fantasmas de su anterior convocatoria de acreedores, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que puso a la empresa al borde de la quiebra. “Esta vez pensé que no salíamos. Pero, pudimos , dice ahora Don Pascual, como lo llaman en su entorno, con un hablar tranquilo. El motivo del encuentro con la prensa fue el festejo de los 75 años de la compañía, fundada por su padre. El empresario, junto con dos de sus hermanos, es dueño del 67% de la segunda láctea del país. El fondo de inversión Greenwich Investments, de Carlos Agote y Federico Amadeo, tiene el resto.
Lejos del lujo, Mastellone se autodefine como “ermitaño . Confiesa que, cuando viaja a Estados Unidos o Europa, trata de regresar a su casa tan pronto como puede. En su escritorio hay una pequeña estatua de Don Quijote. Probablemente, como el personaje de Cervantes, el empresario se ve como un aventurero que va contra los molinos de viento cuando dice que va a “pelearla para que la empresa quede en la familia .
Con sus 74 años, cuida especialmente su voz. Recurre una y otra vez a una chalina con la que envuelve su cuello cada vez que quiere hablar. “La uso porque me agarra una alergia y me quedo sin voz , justifica, cuando se la saca para las fotos. “Le tengo terror a las entrevistas, no me gusta hablar . El pánico es tanto que su hija Teresa lo persigue para que diga unas palabras en un video institucional y su padre se niega.
Además de celebrar el cumpleaños de la empresa, Don Pascual está brindando por el cierre de la renegociación de la deuda de 330 millones de dólares de Mastellone, a la que llegó sin necesidad de recurrir a un Acuerdo Preventivo Extrajudical. La firma logró que el 96,58% de los tenedores de Obligaciones Negociables (ON) por u$s 225 millones aceptaran hacer un canje por una emisión nueva, y que los bancos refinancien el 100% de u$s 103,8 millones que debía. Mastellone ofreció dos opciones. La primera era el pago en efectivo, equivalente al 60% del valor nominal. Para esa alternativa, había un tope de u$s 85 millones a valor nominal (u$s 51 millones en efectivo). La otra opción fue canjear ON que vencían en 2008, con una tasa del 11,75% por títulos que expiran en 2012, al 8%. Todo esto con la garantía del 49% de las acciones de la empresa, que quedaron prendadas.
“Hicimos un buen arreglo. La deuda era de u$s 330 millones en capital e intereses y reducimos u$s 100 millones de capital. Además, nos ahorraremos otros u$s 100 millones de intereses por mayores plazos y menor tasa , explica. “Ayer hicimos el pago para el canje en efectivo: más de u$s 50 millones que veníamos ahorrando desde el default , agrega.
–¿Podrán pagar la deuda con el Ebitda (ganancias antes de intereses e impuestos) actual (en 2003, fue del 5,36% y en 2002 del 9,95% sobre ventas)?
–Necesitamos un Ebitda del 8% para pagar la deuda. Es un porcentaje al que podemos llegar con un crecimiento de ventas de entre el 5 y 6% anual.
–Mastellone tiene capacidad para 8 millones de litros diarios de leche. Pero elabora 5 millones.
¿Qué harán con esa capacidad ociosa?
–Está la opción de vender alguna de nuestras siete plantas pero, hasta ahora, no hay interesados. Además, creemos que habrá una recuperación e iremos aumentando la producción. En 2005, elaboraremos 6 millones de litros diarios y, en 2007, llegaremos a 8 millones.
–¿Está pensando en nuevas inversiones?
–Prevemos inversiones por u$s 100 millones hasta 2012. Hay equipo electrónico obsoleto. También hay que pensar en más camiones para recolectar leche y remolques de transporte porque la materia prima viene del interior. Además, faltan equipos de frío.
–¿Pero están en condiciones de invertir y pagar la deuda?
–Tenemos autorizados u$s 6 millones por año, pero hablando con los acreedores, también puede ser más. La cifra puede ascender a u$s 8 millones al siguiente año, después u$s 10 millones y así sucesivamente. Mientras vayamos pagando podemos invertir e ir pidiendo una dispensa. Pensamos desarrollar más productos funcionales, como Serecol, la línea Crecer y leches con jugo.
–¿Su empresa es muy dependiente del mercado externo?
–El 85% de la facturación, que será de $ 1.200 millones en 2004, viene del mercado interno. El 15% es por exportaciones, fundamentalmente leche en polvo a Brasil.
–Los analistas señalan que un problema de Mastellone es que no vende yogures, que son los productos con mejor margen.
–Tenemos un acuerdo con Danone y ellos se encargan de ese producto. Pero podemos hacer yogures en Brasil, donde tenemos la empresa Leitesol.
–El otro inconveniente que suelen remarcar es la ausencia de una sucesor.
–Mis hermanos no se meten en el negocio. Están mi sobrino, y un hijo y una hija. Siempre hay dificultades en los herederos de tercera generación, pero que Dios las arregle (se ríe). De todas formas, tenemos ciertos resguardos, como la preferencia de venta de acciones entre hermanos, para evitar que entren terceros. Claro que, si la empresa, en siete u ocho años, no da ganancias, no sé qué puede pasar. Es cierto que es distinto que haya un presidente como yo, que hizo todo, a que aparezca uno al que no le tienen confianza.











