Hoy se conoció un nuevo escándalo protagonizado por el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn. El socio con quien trabajaba en el fondo de inversiones LSK & Partners, Thierry Leyne, se suicidó en un hotel en Tel Aviv, según afirmó el consejo de administración de la sociedad luxemburguesa.
El ex director del FMI había renunciado a la presidencia de ese fondo tres días antes de que su socio tomara la trágica decisión. El motivo, según explicó, era para poder “consagrarse en otras actividades”.
Por consiguiente, el hombre de negocios franco-israelí Thierry Leyne "había sido reelegido presidente del consejo de administración" el lunes 20 de octubre.
Leyne, de 48 años, fundador en 1994 de la firma financiera Assya Capital, ya había ocupado esa función antes de ceder su sitio a Strauss-Kahn.
El lunes, la compañía Assya Asset Management, controlada por LSK, pidió a la justicia luxemburguesa una declaración de "suspensión de pagos", después de haber sido condenada a pagar 2 millones de euros al asegurador Bâloise-Vie Luxembourg.
Hace tres años, Strauss-Kahn, que dirigía el FMI y era una importante figura del Partido Socialista francés, fue obligado a dimitir tras haber sido acusado de agresión sexual contra una mujer de la limpieza en su suite del hotel Sofitel de Nueva York. El caso se cerró a finales de 2012 con un acuerdo financiero confidencial.
Suicidios en la banca europea
La reciente muerte del ex socio de Strauss-Kahn se suma a la del abogado de Deutsche Bank, Calogero Gambino, quien fue encontrado por su esposa colgado de la baranda de la escalera de su casa. Fuentes de The Wall Street Journal afirmaron que se trataba de un suicidio. Gambino también trabajó de 1997 a 1999 para la Comisión de Valores Estadounidense.
Además, dos importantes banqueros estadounidenses se suicidaron a principios de año en Londres. Uno de ellos Gabriel Magee, ejecutivo de JP Morgan. Los hechos reiterados han encendido luces de alarma en el sector financiero ante una posible “ola” de sucidios.