

En los años 80, un economista conservador estadounidense llamado Arthur Laffer revolucionó el mundo de la recaudación impositiva gracias a su teoría de bajar los impuestos generando un aumento en la recaudación. A través de una curva, analizaba la relación entre el pago de impuestos y su recaudación.
La curva de Laffer determina que al aumentar los impuestos, cae la recaudación, explica Mariano Otálora, autor del libro Cómo pagar menos impuesto sin evadir.
Laffer demostró que en los extremos de determinar una alícuota del 0% de impuesto o un 100%, el comportamiento era similar: si el impuesto a pagar por el contribuyente es 0%, el Estado recauda cero. Si el impuesto a pagar por el contribuyente es del 100% (toda mi ganancia la debería abonar en impuestos), directamente la decisión sería no trabajar: nadie trabajaría para tener que abonar todo su esfuerzo al fisco.
Entre estos extremos, el Estado no recauda, por lo tanto hay que determinar qué valores responden a los conceptos de equidad y no generan en la población un malestar tan grande como para considerar la evasión y la rebelión. Entonces, entre 1% y 99% el Estado recauda. Con esta información, hay que tomar la gran decisión y determinar el porcentaje a cobrar en materia impositiva.
El Estado estudia los impuestos a través de la teoría de Laffer para poder determinar cuánto pueden aumentar los impuestos sin que genere efectos contrarios o no deseados. Este concepto desarrollado por Laffer puede evaluarse e instalarse en toda organización ante cualquier contexto de cambio estratégico-coyuntural.
Aumentar los impuestos no siempre determina una mayor recaudación, ya que pagar impuestos significa resignar rentabilidad al negocio, advierte Otálora.










