Se habla mucho de que el modelo de capital de riesgo de Silicon Valley está roto, dado lo escaso de las salidas exitosas en los últimos años. Pero su manual tradicional aún puede funcionar tal como está escrito, como lo demostró la espectacular salida a bolsa de Figma en la Bolsa de Nueva York la semana pasada, cuando la valoración de mercado de la empresa de software de diseño se disparó a más de u$d 60.000 millones en su primer día. El manual del capital de riesgo (VC, por sus siglas en inglés) dice lo siguiente: Etapa uno: encontrar a un brillante estudiante de informática con un instinto emprendedor innato y una idea de negocio prometedora. Etapa dos: otorgar a ese estudiante una beca Thiel para abandonar la universidad, cofundar una startup con un amigo friki y atraerlos a ambos a California. Etapa tres: inyectar dinero de capital de riesgo en la startup para desarrollar un producto atractivo y escalar rápidamente el negocio. Etapa cuatro: hacer pública la empresa, generando retornos espectaculares para los inversores iniciales. La historia de Figma no ha sido tan simple como eso, pero ciertamente rima con ese modelo. Dylan Field, cofundador y director ejecutivo de Figma, era estudiante en la Universidad de Brown cuando ganó una beca Thiel de u$d 100.000. Junto a su compañero Evan Wallace, cofundó Figma en 2012 y desarrolló un software de diseño basado en navegador que rápidamente atrajo a una comunidad entusiasta de desarrolladores -y cientos de millones de dólares en inversión de capital de riesgo. Hoy, con 33 años, el multimillonario Field está entusiasmado con la respuesta del mercado a la salida a bolsa de Figma y las oportunidades que se abren como empresa pública. "Ahora es el momento de escribir el próximo capítulo para Figma", me dice. Los banqueros de inversión en Wall Street ya salivan ante la posibilidad de llevar más startups al mercado. Varias otras compañías tecnológicas respaldadas por VC en etapas avanzadas -incluidas Canva, Databricks, Midjourney, SpaceX, Klarna, Revolut y Stripe- crecieron enormemente gracias a la financiación privada y han pospuesto su salida a bolsa. Pero Field sospecha que más startups podrían animarse ahora. "Definitivamente veo que esa conversación empieza. Creo que es bueno que la gente vea que es posible", afirma. Varias firmas líderes de capital de riesgo, como Index Ventures, Greylock Partners, Kleiner Perkins y Sequoia Capital, obtuvieronrendimientos excepcionales de sus inversiones en Figma y ahora buscan capitalizar en otras áreas también. El mayor inversor de Figma fue Index, que invirtió un total de u$d 86,5 millones y aún conserva una participación en la empresa pública valorada en más de 6.000 millones. La firma también tuvo buenos resultados con otras dos compañías de su portafolio: la startup de anotación de datos Scale AI, en la que Meta compró un 49% a una valuación de u$d 29.000 millones; y la empresa israelí de ciberseguridad Wiz, actualmente sujeta a una oferta de adquisición de 32.000 millones por parte de Alphabet. En conjunto, siete socios de inversión en Index generaron más de u$d 11.000 millones para su firma a partir de estas tres operaciones, lo que resalta las ganancias extraordinarias que se pueden obtener al aplicar con éxito el manual del VC. Danny Rimer, socio de Index que conoció a Field cuando este tenía 18 años y era pasante, afirma que hoy las startups pueden crecer más rápido y alcanzar mayor escala que antes, gracias a su capacidad de aprovechar la inteligencia artificial. Eso podría derivar eventualmente en una larga serie de IPOs de alta calidad. "Las grandes compañías pueden salir a bolsa en cualquier mercado", me dice. "Dicho esto, sin duda hay un gran apetito por parte de Wall Street por nuevas emisiones". Los inversores institucionales en algunos fondos de VC sobreextendidos están desesperados por recuperar parte del dinero. Seguramente presionarán para lograr salidas mientras que otros inversores del mercado público buscan aumentar su exposición a acciones tecnológicas líquidas. "Mi mensaje para todos los capitalistas de riesgo es: ahora es el momento. Por favor, hagan públicas sus compañías", dijo recientemente Miles Dieffenbach, director de inversiones del fondo de dotación de la Universidad Carnegie Mellon, en el pódcast 20VC. Sin embargo, algunos inversores institucionales seguirán siendo cautelosos con respecto a lanzarse a nuevas ofertas, dado el mal desempeño de muchas de las startups que salieron a bolsa en 2021. En aquel entonces, algunos fondos de VC se apresuraron a aprovechar un mercado sobrecalentado mediante tácticas de "inflar y soltar" compañías endebles sobre inversores desprevenidos, especialmente a través de vehículos de adquisición con propósito especial (SPACs). Los gestores de fondos probablemente serán más selectivos esta vez. Además, los inversores se preguntarán si el uso creciente de la IA -que acelera el crecimiento de las startups- también podría terminar por destruir sus modelos de negocio, dado lo rápido que evoluciona esta tecnología. Figma, como todas las startups de software que surgen hoy, todavía tiene que demostrar que puede ser beneficiaria de la transformación impulsada por la IA, y no su víctima.