El sol se va despertando del largo y silencioso encanto en el que estuvo cautivo. La semana pasada, liberó la llamarada más poderosa de los últimos cuatro años y los científicos advierten que el mundo tendría que prepararse para una fuerte tormenta electromagnética que, en el peor de los casos, sería como un ‘Katrina global‘, que le costaría a la economía planetaria unos 2000 millones de dólares.
En Estados Unidos, Reino Unido y Suecia hubo funcionarios a cargo del plan de acción para tormentas solares (también conocidas como clima espacial) que instaron a que hubiera una mayor preparación, durante la asamblea anual de la Asociación para el Avance de la Ciencia, que se llevó a cabo en Washington.
Sir John Beddington, científico jefe del Reino Unido, afirmó: ‘Tenemos que tomar el problema del espacio con seriedad. El sol sale de un período de inactividad, y nuestra vulnerabilidad aumentó desde el último pico máximo de actividad solar (aproximadamente, en 2000).
‘La consigna debería ser pronosticar y prepararse -coincidió Jane Lubchenco, titular de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos-. Nuestra tecnología es mucho más vulnerable que lo que lo era hace diez años‘.
Una tormenta solar comienza con una erupción de gas súper caliente que sale del sol a una velocidad de hasta ocho millones de kilómetros por hora. Entre veinte y treinta horas más tarde, las partículas eléctricamente cargadas llegan a la atmósfera terrestre y causan estragos electromagnéticos.
La tormenta solar de la semana pasada puede haber sido la más grande desde 2007, pero resultó relativamente menor en términos históricos.
Generó algunos problemas en las comunicaciones por radio e inconvenientes menores en la aviación civil, ya que los las aerolíneas desviaron sus vuelos de las rutas que pasaban por regiones polares, indicó la Dra. Lubchenco.
Una tormenta de mayor intensidad podría provocar el corte de las comunicaciones satelitales durante varias horas o hasta provocar daños permanentes en esos vehículos. Aquí en la Tierra, el intenso flujo magnético podría hacer que subiera la tensión eléctrica, lo que llevaría a fallas en la red, como la que dejó a oscuras a todos Québec en 1989.
El ciclo de once años de actividad solar es bastante variable y, en la actualidad, está un poco demorado. Se espera que el
próximo máximo tenga lugar en 2013.
No se esperaba que el pico fuera demasiado intenso, pero eso no debería ser fuente de satisfacción, explicó Tom Bogdan, director del Centro de Pronósticos para el Clima Espacial de los Estados Unidos.
La tormenta solar más intensa de la que se tiene registro, que en 1859 arruinó gran parte de la red telegráfica que se acababa de instalar, tuvo lugar durante un ciclo al que, de lo contrario, se lo hubiera considerado débil. Hoy día una tormenta del tipo de la de 1859 le asestaría un nocaut a la información, a las comunicaciones y a los sistemas de distribución eléctrica del mundo, y según los Estados Unidos, el costo aproximado sería de 2000 millones de dólares.
En términos de vulnerabilidad en la Tierra, el mayor cambio que se produjo desde el pico de 2000 es que el mundo se volvió más dependiente de los satélites con sistema de posicionamiento global (pero no solo en lo que respecta a la navegación). Para estar coordinadas, las redes de teléfonos móviles del mundo dependen de las señales horarias en extremo precisas de los GPS.
Traducción: María Eugenia García Mauro
