Tras las negociaciones de Ginebra para poner fin al conflicto en Ucrania el fin de semana pasado, Moscú mantuvo su mensaje simple.

Rusia no había visto el plan de paz revisado, pero ya estaba culpando a los europeos y a Kiev por arruinar una propuesta que, según afirmaba, había sido una posible base para un acuerdo.

El ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, advirtió el martes que si el plan “eliminaba… entendimientos clave” que el presidente ruso Vladímir Putin había alcanzado con el presidente estadounidense Donald Trump, la situación sería “fundamentalmente diferente”.

El único elemento sustantivo es el proyecto estadounidense, el proyecto de Trump”, dijo a los periodistas el portavoz de Putin, Dmitri Peskov.

Era una nueva variación del mensaje público que el Kremlin ha venido transmitiendo a la administración Trump durante meses: Rusia está abierta a un eventual acuerdo de paz, pero según su propio calendario y bajo sus propias condiciones.

Durante meses, Moscú ha mantenido firmemente su posición de que no firmará ningún acuerdo que no incluya la rendición por parte de Kiev de algunas de sus posiciones en la línea del frente en la región del Donbás, una condición que Trump anunció que había aceptado durante su cumbre con Putin en Alaska en agosto.

En una llamada telefónica filtrada de octubre entre el enviado estadounidense Steve Witkoff y el asesor del Kremlin Yuri Ushakov, publicada por Bloomberg el martes, Witkoff reconoció que cualquier acuerdo necesitaría incluir “Donetsk y tal vez un intercambio de tierras en algún lugar”, lo que sugiere que Estados Unidos apoyaría que Rusia tomara el resto de la provincia de Donetsk, que no ha logrado capturar desde 2014. Eso ha sido una línea roja de larga data para Ucrania.

El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, habla con la prensa al término de las consultas con Ucrania sobre el plan de paz de Trump en la Misión de Estados Unidos en Ginebra, Suiza, el 23 de noviembre de 2025. Foto: EFE.Fuente: EPA/KEYSTONEMARTIAL TREZZINI

En una llamada telefónica filtrada por separado, también publicada por Bloomberg, otro enviado del Kremlin, Kirill Dmitriev, dijo que si bien creía que la administración Trump no adoptaría “exactamente la versión [de Rusia]” de un plan de paz, sí sería “al menos… lo más cercano posible”.

El Financial Times no ha verificado de forma independiente las transcripciones.

Lavrov dijo que “acogía con agrado” una propuesta de paz estadounidense de 28 puntos elaborada con aportes rusos que pedía que Kiev cediera territorio y enfrentara otras restricciones, la cual fue presentada al presidente ucraniano Volodímir Zelensky el jueves. Sin embargo, una versión modificada de 19 puntos elaborada con negociadores ucranianos y europeos en Ginebra a principios de esta semana parece mucho menos favorable para Rusia.

Rustem Umerov, un alto funcionario ucraniano, dijo que su equipo había alcanzado “un entendimiento común sobre los términos centrales del acuerdo” con sus homólogos estadounidenses.

Samuel Charap, politólogo senior de la Rand Corporation, dijo que “de ninguna manera” Moscú aprobaría el plan enmendado por Kiev y los europeos.

En cambio, Rusia probablemente prolongaría las negociaciones en múltiples formatos y continuaría su avance lento en el campo de batalla, dijo.

La táctica que Putin ha adoptado consistentemente con Trump es nunca cerrar la puerta”, afirmó Charap.

Ellos [Rusia] van a decir: ‘Sí, pero…’ o ‘Esta es una buena base para la discusión, pero nos gustaría hablar sobre los detalles…’”.

Rusia tendrá esa oportunidad la próxima semana, cuando Witkoff tiene previsto visitar Moscú para mantener conversaciones sobre el plan de paz. Trump ha dejado de lado su fecha límite del Día de Acción de Gracias para un acuerdo, mientras destaca los avances logrados hasta ahora.

Moscú fue el “fantasma en el banquete” el fin de semana pasado, cuando los negociadores ucranianos y europeos se apresuraron a enmendar el plan estadounidense, eliminando varios puntos polémicos y posponiendo otros para conversaciones entre Trump y Zelenskyy.

Aun así, es probable que el Kremlin esté complacido de que la iniciativa de Washington haya desestabilizado a Kiev y debilitado aún más una alianza atlántica ya tensionada, dijeron los observadores.

El pánico provocado en Kiev y en las capitales europeas por ese plan habría sido la frutilla del postre para Moscú, dijo Fiona Hill, exalta funcionaria del Consejo de Seguridad Nacional de Trump entre 2017 y 2019. “Porque todos corren como una gallina descabezada”.

Incluso si luego fue revisada, la bomba diplomática de Washington evocó los intentos previos de Trump de resolver el conflicto y su persistente instinto de que Rusia tiene la ventaja, dijo Hill.

[Trump] ya ha hecho esto. ¿Cuántas veces les ha dado un ultimátum a todos y ha dejado en claro: ‘Rusia es la gran potencia, Rusia debe ganar’?

Los negociadores en Ginebra acordaron posponer los temas más sensibles sobre territorio y garantías de seguridad para futuras conversaciones entre Zelensky y Trump. Thomas Graham, miembro distinguido del Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que estos siempre fueron los mayores obstáculos en las negociaciones y que Moscú seguiría presionando sus demandas.

Como sugirieron los comentarios filtrados de Witkoff, la administración Trump es receptiva a la demanda de Moscú de que Ucrania entregue el resto de la provincia de Donetsk como precio de un acuerdo.

“Putin busca algo que le permita decir que logró los objetivos que había planteado cuando comenzó la invasión en febrero de 2022: que quiere el Donbás, que fue el enfoque inicial de la operación militar por motivos de seguridad”, dijo Graham.

Habrá muchas cosas en el plan revisado con las que los rusos no estarán de acuerdo”, añadió. “Siguen avanzando sobre el terreno. Siguen pensando que el tiempo está de su lado. Si están o no dispuestos a comprometerse en algo es una pregunta abierta”.

Rusia no puede aguantar la guerra indefinidamente. La economía sigue mostrando tensión y sus pérdidas en combate siguen aumentando.

Sin embargo, Moscú tampoco tiene prisa por correr hacia la mesa de negociaciones —o por hacer concesiones en áreas donde no está lista—, dijo Charap.

“Relativamente hablando, creen que el acuerdo será mejor en seis meses. Así que no van a apresurarse”, afirmó. “La pregunta es si Estados Unidos puede ofrecer la combinación adecuada de incentivos y presiones para llevarlos a un acuerdo más temprano que tarde”.