La vicepresidenta de supervisión financiera de la Reserva Federal, Michelle Bowman, pidió un recorte de tasas ya en julio y afirmó que la guerra comercial impulsada por el presidente Donald Trump tendría un efecto menor sobre la inflación de lo que temen algunos economistas. Las declaraciones de Bowman este lunes se produjeron después de que Christopher Waller, otro gobernador de la Fed, dijera el viernes que el banco central debería considerar bajar las tasas ya el mes que viene, dejando en evidencia la división entre los funcionarios sobre cómo responder a los aranceles de Trump. Bowman señaló que apoyaría una baja tan pronto como el mes próximo, ya que los datos recientes "no han mostrado señales claras de un impacto material de los aranceles y otras políticas", y que el efecto inflacionario de la guerra comercial "podría demorar más, ser más gradual y tener un impacto menor al esperado inicialmente". "Teniendo todo en cuenta, el progreso en las negociaciones comerciales y arancelarias ha generado un entorno económico notablemente menos riesgoso", sostuvo Bowman. "Pensando a futuro, es momento de considerar un ajuste en la tasa de política monetaria." El rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años, que suele reaccionar rápido ante expectativas de cambios en las tasas, cayó a mínimos de la sesión tras los comentarios de Bowman. Cerró con una baja de 0,08 puntos porcentuales, en 3,82%, mientras los operadores aumentaban sus apuestas por recortes de tasas este año. Bowman, que asumió su cargo este mes tras ser nominada por Trump a comienzos de 2025, también advirtió sobre "señales de fragilidad en el mercado laboral" y dijo que "deberíamos prestar más atención a los riesgos a la baja en nuestro mandato de empleo en adelante". "Antes de nuestra próxima reunión en julio, recibiremos un mes adicional de datos sobre empleo e inflación", dijo Bowman en Praga este lunes. "Si los próximos datos muestran que la inflación sigue evolucionando favorablemente, con presiones limitadas a los precios de los bienes, o si vemos señales de que un menor gasto se traslada a un mercado laboral más débil, estos desarrollos deberían ser considerados en nuestras discusiones y reflejarse en nuestras decisiones de política", añadió. La Fed recortó la tasa de interés en un punto porcentual el año pasado, pero la mantuvo sin cambios desde diciembre, ya que algunos funcionarios se muestran reacios a bajar las tasas por temor a que la guerra comercial genere una nueva ola inflacionaria en EE.UU. Las proyecciones más recientes de la Fed, publicadas la semana pasada, muestran que siete funcionarios creen que las tasas deberían mantenerse en el rango de 4,25% a 4,5% durante todo el año para contener la presión de los precios. Sin embargo, 10 de los 19 funcionarios que participan en los pronósticos creen que la Fed podrá hacer dos o más recortes este año. Quienes están a favor de bajar las tasas apuntan a la debilidad de los últimos datos de inflación, especialmente en servicios. Bowman también habló sobre el plan de la Fed para iniciar una reforma de las regulaciones bancarias estadounidenses, comenzando por la llamada "ratio de apalancamiento suplementaria", que define cuánto capital de alta calidad deben tener los bancos en relación a sus activos totales. Los bancos llevan tiempo pidiendo a los reguladores que flexibilicen esa regla, argumentando que los penaliza por mantener activos de bajo riesgo como bonos del Tesoro de EE.UU. y limita su capacidad para operar en el mercado de deuda pública, que asciende a 29 billones de dólares. "Es momento de que las agencias federales revisen los ratios de apalancamiento y su impacto en los mercados de bonos del Tesoro", sostuvo Bowman. Está previsto que la Fed discuta cambios en la norma este miércoles, y se espera que la Junta acuerde bajar el ratio de apalancamiento mínimo para los bancos más grandes, del 5% actual a un rango de entre 3,5% y 4,5%, equiparándolo con los estándares internacionales. El banco central estadounidense también planea realizar una conferencia el mes próximo para debatir una reforma más amplia de la regulación bancaria. Según Bowman, esto podría traer "mejoras potenciales" a lo que denominó "requisitos de capital distorsionados". Entre los posibles cambios figuran ajustes en distintos umbrales y reglas de capital para tomar en cuenta el crecimiento económico y la inflación, lo que podría reducir el colchón de capital adicional que se exige a los ocho grandes bancos estadounidenses considerados de importancia sistémica global.