

Para llegar a abordar esta crisis, Ricardo De Lellis -socio de la Auditoría de Estudios Contables de KPMG- se remontó a la de 2008 en los Estados Unidos. En 1990, las 10 entidades más grandes tenían aproximadamente el 10% del total de los activos financieros del sistema. Hoy son más del 70%. El país toma prestado 40% de cada dólar que gasta, pero la FED ha estado comprando 70% de todas las nuevas emisiones de letras de tesorería. Por otro lado, la construcción de nuevas casas y la venta de automotores nuevos están al 75% y 30%, respectivamente, de los picos de 2006. Y el 53% de los deudores hipotecarios está pagando tasas por encima de mercado: ocho millones deben más de lo que sus casas valen hoy, dijo.
Por su parte, en Europa confluyen la crisis financiera, la de riesgo soberano y la del proyecto de unidad europea. Estas crisis pusieron de relieve la escasa integración del sistema financiero europeo, agregó.
De Lellis calificó de tibias, y con demasiado énfasis puesto en la estabilidad de precios, a las respuestas de BCE. Además, consideró que tanto el rol del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) como el del FMI es insuficiente. Hay que tener en cuenta que el sistema bancario europeo es cuatro veces más grande que el americano en activos; que los bancos poseen el 70% de los préstamos a corporaciones en Europa, en comparación con el 40% en Estados Unidos; que más del 40% del fondeo de los bancos europeos corresponde a fuentes mayoristas, resumió.
Como consecuencia de esta crisis, ¿cuál es el nuevo escenario? Sin lugar a dudas, entidades más reguladas y supervisadas; entidades más capitalizadas y con mayor cuidado en el uso del capital, que será más caro, enumeró De Lellis.
El especialista anticipó que los bancos deberán acostumbrarse a tasas de rentabilidad más razonables.
Una de las cuestiones que más resonó en el auditorio fue el augurio del fin de la banca universal, al menos como concepto generalizado. Adicionalmente, habrá mayores costos, menor dependencia de las agencias calificadoras de riesgo y la posible sanción del impuesto a las transacciones financieras (Tobin Tax), como un modo de proteger al sistema financiero de los movimientos especulativos de capital, agregó.
Consolidación bancaria
En cuanto a las nuevas condiciones sobre los sistemas financieros de los países desarrollados, el especialista espera mayores fusiones y adquisiciones. Algunos estiman que la cantidad de bancos americanos se reducirá considerablemente, estimó de 7.500 a 4.000 o 5.000. También habrá entidades que deberán redefinir su rol, tanto en los segmentos en los que operan como en las regiones, y tendrán que revisar sus modelos de negocios. Por otro lado, los bancos encontrarán mayores dificultades para actuar como nexos de las compañías en su acceso al mercado de capitales, el crédito hipotecario se retraerá, además de subir su costo y será más difícil conseguir financiación para proyectos de mediano y largo plazo.
En cuanto al sistema financiero argentino, la situación es diferente. Hoy, las entidades poseen un nivel de capitalización aceptable, adecuada concentración de riesgo, y muy razonables márgenes de liquidez, resaltó. A diferencia de 2001, el BCRA recuperó su rol de prestamista de última instancia. De Lellis resaltó que las ganancias, si bien son nominales, aún el sistema continúa rentable para la mayoría de las entidades si se computara la utilidad en términos reales. Las herencias contables de la crisis del 2001-2002 fueron digeridas, resaltó.
Como desafíos, el experto planteó la necesidad de continuar con la tasa de expansión de la actividad crediticia, enfrentar exitosamente escenarios de crecimientos de tasa y de disminución de ritmos de actividad, seguir trabajando en la profundización del sistema bancario (por sector social y región) y en la reorientación del crédito a las pymes y al sector productivo y lograr niveles de desarrollo aceptables en el crédito hipotecario. Además, focalizar la atención de los ahorristas en el sistema local, entre otros.
En cuanto a los posibles efectos sobre el mercado argentino, De Lellis cree que algunos bancos revisarán su estrategia y operación en el país. También ve las puertas abiertas para el ingreso de nuevos jugadores (bancarios y no bancarios).
La situación de crisis en los sistemas financieros de los países desarrollados, si es aprovechada sabiamente, nos dará la oportunidad de crear las condiciones para poder disponer, en un horizonte de tiempo determinado, de un sistema financiero (incluyendo el de capitales) más acorde con el tamaño y necesidades de nuestro país y sus habitantes, concluyó.










