

Teruel es uno de los secretos mejor guardados de España. Esta ciudad medieval ubicada dentro de la comarca aragonesa es la cuna de joyas arquitectónicas modernistas, como la escalinata del paseo del Óvalo o la plaza del Torico.
Monumentos, iglesias y parques son algunos de los atractivos que ofrece esta región al turismo nacional e internacional. Pero eso no es todo. Teruel también se destaca por su cocina de primera calidad y sus dulces regionales.
En esta oportunidad hablaremos de uno de los postres más aclamados de la villa, los suspiros de amante. Esta delicia cuenta la historia de uno de los dramas fundacionales de la literatura española. Se trata de la leyenda de los amantes de Teruel, una obra del dramaturgo, poeta, traductor y filólogo español, Juan Eugenio Hartzenbusch Martínez.
Ingredientes para preparar suspiros de amante
Según cuentan los locales, los suspiros simbolizan "el último aliento de amor de la amante de Teruel". Para prepararlos necesitarás:
- 20 tartaletas de masa quebrada u hojaldre
- 75 gramos de cuajada fresca o requesón
- 75 gramos de mantequilla
- 10 gramos de levadura en polvo
- Sal
- 80 gramos de azúcar
- Agua a
- Azúcar glasé.
Paso a paso, cómo preparar suspiros de amante de Teruel
Para hacer estos deliciosos suspiros de amante lo primero que tienes que hacer es calentar el horno a 180 grados.
A continuación, poner una cacerola a fuego suave con la mantequilla en trozos. Una vez que está derretida, incorporar el azúcar y remover. Luego, añadir el requesón y batir hasta obtener una mezcla homogénea. Incorporar los huevos, aguardar 2 minutos y apagar.
Dejar enfriar la mezcla y rellenar las tartaletas. Hornear durante 10 minutos y una vez fuera del horno, espolvorear con azúcar glas y ¡A disfrutar!
La leyenda de los amantes de Teruel: un refugio de pasión, fuego y verdad
La historia de Isabel de Segura y de Juan Diego Marsilla es una de las leyendas más populares de España. Este drama contado en cinco actos en prosa y verso de don Juan Eugenio Hartzenbusch, narra la tragedia entre dos jóvenes turolenses en el siglo XIII, a los que el amor les fue prohibido.

"Mi nombre es Diego Marsilla, y cuna Teruel me dió, pueblo que ayer se fundó, y es hoy poderosa villa, cuyos muros, entre horrores de lid atroz levantados, fueron con sangre amasados de sus fuertes pobladores. Yo creo que al darme ser quiso formar el Señor, modelos de puro amor, un hombre y una mujer, y para hacer la igualdad de sus afectos cumplida, les dió un alma en dos partida, y dijo: 'Vivid y amad'. Al son de la voz creadora, Isabel y yo existimos, y ambos los ojos abrimos en un día y una hora. Desde los años más tiernos fuimos ya finos amantes; desde que nos vimos ... antes nos amábamos de vernos; porque el amor principió a enardecer nuestras almas al contacto de las palmas de Dios, cuando nos crió: y así fué nuestro querer, prodigioso en niña y niño, encarnación del cariño anticipado al nacer, seguir Isabel y yo, al triste mundo arribando, seguir con el cuerpo amando, como el espíritu amó".















