

Madrid esperaba una fiesta deportiva con la llegada de la última etapa de La Vuelta Ciclista a España a la céntrica plaza de Cibeles, pero la jornada terminó empañada por graves incidentes. Las protestas propalestinas contra la ofensiva israelí en Gaza derivaron en enfrentamientos con la Policía Nacional que dejaron un saldo de 22 agentes heridos y dos detenidos, según confirmaron fuentes policiales a EFE.
Los disturbios comenzaron alrededor de las 18.30 horas, cuando grupos de manifestantes lograron invadir distintos tramos de la calzada por donde debía pasar el pelotón.
A pesar del fuerte dispositivo desplegado -con 1100 policías nacionales y 400 guardias civiles-, los agentes no pudieron garantizar el recorrido seguro para los ciclistas. Ante esta situación, la organización se vio obligada a cancelar la llegada a meta en Cibeles.
Los enfrentamientos se intensificaron en puntos clave de la capital, como el paseo del Prado cerca de Atocha, donde los manifestantes amontonaron decenas de vallas en medio de la vía.
Fuentes policiales relataron que los agentes fueron atacados con botellas y objetos contundentes. La tensión continuó durante horas, con cargas policiales y disparos de pelotas de goma para dispersar a los grupos que permanecían en las calles de Madrid.

Los sindicatos policiales culpan a Sánchez y Marlaska
El clima se trasladó también al plano político. Los sindicatos policiales SUP y JUPOL responsabilizaron al Gobierno de lo ocurrido, apuntando directamente al presidente Pedro Sánchez y al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
En un comunicado, el SUP afirmó: "Se ha atado a los policías nacionales de pies y manos. En condiciones normales, la Vuelta nunca se hubiera cortado". El sindicato señaló al presidente del Gobierno de "alimentar la protesta, debilitar la autoridad del Estado y dejar en evidencia a los compañeros que, con sacrificio y profesionalidad, sostienen el orden público en España".
El SUP también criticó la planificación del dispositivo policial: "Claramente insuficiente", a pesar de que fue el más numeroso desde la cumbre de la OTAN en 2022. En su mensaje, lamentaron que en la capital se hayan visto "imágenes intolerables" con efectivos "totalmente rodeados".
Por su parte, JUPOL defendió el trabajo de los agentes en el terreno y calificó de "impecable" su actuación, asegurando que evitó "males mayores". No obstante, el sindicato advirtió que la raíz del problema no estuvo en la organización policial, sino en "el clima de blanqueamiento y aliento que desde instituciones del Estado y partidos políticos se ha dado a las movilizaciones en La Vuelta".
Críticas al aliento político a las protestas
El comunicado de JUPOL fue todavía más duro al señalar responsabilidades políticas: "No se puede obviar que parte de estos altercados son consecuencia directa de la irresponsabilidad de quienes, desde posiciones de representación pública, han alentado el boicot a un evento deportivo internacional, generando un caldo de cultivo que ha derivado en incidentes gravísimos".
Ambos sindicatos coinciden en que el componente político marcó la diferencia en la gestión de las protestas, que no solo interrumpieron un evento deportivo de carácter internacional, sino que también pusieron en riesgo la seguridad de los agentes y de la ciudadanía.













