Riesgo bajo para el indicador de estrés de los mercados de la CNMV: cómo cerró el 2023
Los mayores niveles de estrés se observan en los segmentos relacionados con los instrumentos de renta fija, mientras el mejor comportamiento corresponde al sector de bienes de consumo.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hizo pública la Nota de Estabilidad Financiera correspondiente al mes de diciembre de 2023, en la cual se describe el descenso del indicador de estrés de los mercados financieros hasta 0,24 (riesgo bajo), prolongando la tendencia a la baja observada durante casi todo el año pasado.
Este descenso toma relevancia cuando se observa el nivel máximo alcanzado en el ejercicio anterior que fue de 0,44, según detalla en su informe el organismo supervisor.
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Desde mediados de septiembre el indicador oscila entre 0,24 y 0,27 y mantiene una tónica en la que los mayores niveles de estrés se observan en los segmentos relacionados con los instrumentos de renta fija (mercados monetarios y deuda) debido, sobre todo, a los repuntes de volatilidad. Por contrapartida, el mejor comportamiento corresponde al sector de bienes de consumo (44,3%).
En el caso del segmento de intermediarios financieros (bancos), el nivel de estrés mostró una cierta resistencia a la baja, pues el efecto de la recuperación de las cotizaciones se vio compensado por el leve aumento de la volatilidad.
Para la CNMV, destaca el sustancial descenso del estrés del segmento de renta variable no financiera, cuyo último valor es de 0,25, pero que llegó a 0,04 a finales de diciembre. También cabe señalar el descenso de la correlación del sistema, que suele ser habitual en momentos de estrés más reducido.
Sistema financiero: fuentes de incertidumbre
Si bien el sector financiero experimentó una evolución positiva en 2023, gracias al mantenimiento del efecto positivo de las subidas de los tipos de interés en los márgenes de los bancos, paradójicamente los temores están relacionados con la prolongación de tipos de interés elevados. Pero hay otros temas que preocupan, como el uso creciente de los últimos desarrollos tecnológicos aplicados a las finanzas y la existencia de incertidumbres geopolíticas.
El mantenimiento de los tipos de interés en niveles relativamente altos -aunque algo inferiores a los de 2023- supone prolongar en el tiempo el esfuerzo financiero de los agentes más endeudados y, en consecuencia, puede afectar al riesgo de crédito.
En efecto, aunque el mantenimiento de los tipos en niveles elevados favorece la mejora de márgenes y la rentabilidad del sector financiero, a medio plazo podría dar lugar a un cierto incremento de la morosidad de empresas y familias, que sería más acusado para aquellos agentes más endeudados y financieramente más vulnerables.
Asimismo, la CNMV alerta de que el endurecimiento de las condiciones de financiación bancaria podría incentivar la actividad de los mercados alternativos destinados a emisores de menor tamaño, como BME Growth y el Mercado Alternativo de Renta Fija. Con todo, las emisiones de renta fija del sector privado registradas en la CNMV en la segunda mitad de 2023 alcanzaron 9.200 millones de euros, un 43,5 % menos que en el mismo semestre de 2022.
En los mercados de renta fija lo más destacable fue el aumento de las rentabilidades de los distintos instrumentos hasta octubre, y su reversión en el tramo final de año, así como el fuerte aplanamiento de la curva de tipos. A final de 2023, la rentabilidad del bono soberano a 10 años se situaba en el 3% (3,6% a finales de 2022) y la prima de riesgo en 97 puntos básicos, cuando 2022 cerró en 109.
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También existe riesgo de reajuste o reevaluación de expectativas en los mercados en función de la evolución económica. En este sentido, de acuerdo al órgano supervisor, el uso creciente de desarrollos tecnológicos aplicados a las finanzas tiene multitud de vertientes, que van desde el ámbito de los criptoactivos hasta los riesgos cibernéticos, pasando, más recientemente, por los temas relacionados con la inteligencia artificial generativa.
"Todas estas parcelas podrían ser fuentes potenciales de inestabilidad para el sistema financiero y, por tanto, de interés creciente para los reguladores y supervisores financieros", afirma. Finalmente, la presencia de incertidumbres geopolíticas relevantes podría generar espirales negativas en los mercados y pérdidas de confianza.
Evolución alcista de los bienes de consumo
El mejor comportamiento de las actividades económicas correspondió al sector de bienes de consumo (44,3 %) debido a la buena evolución de Inditex, así como a las compañías de servicios de consumo, favorecidas por los buenos resultados de las sociedades de los sectores del turismo, el ocio, la hostelería y el transporte.
También, aunque en menor medida, los sectores ligados a la industria, la ingeniería y la construcción mostraron una evolución positiva.
En el lado contrario, los retrocesos y el comportamiento más débil correspondieron a las compañías petrolíferas, que acusaron la caída de los precios del crudo, así como a las de energías renovables y el sector farmacéutico, que se vieron afectadas por el aumento de los costes de financiación en sus planes de expansión y el menor crecimiento de la demanda de productos ligados a la salud.
Ibex 35
Como consecuencia directa de comportamiento tanto de las actividades financieras como de las empresas de consumo, que presentaron una evolución relativa mejor que otros sectores, el Ibex 35 avanzó un 22,8% en 2023, el segundo mejor comportamiento de los grandes índices de la zona euro. Salvo un pequeño retroceso en el tercer trimestre (-1,7 %), el índice presentó un buen comportamiento en todos los trimestres, que se consolidó en el cuarto (7,1 %) y permitió cerrar el ejercicio por encima de 10.100 puntos, su valor más elevado desde el año 2018. A pesar de que el volumen de negociación de los valores volvió a retroceder.
El informe de la CNMV destaca que estos comportamientos sumados a los buenos beneficios empresariales no fueron suficiente para cerrar la brecha de rentabilidad abierta respecto a los índices europeos en los últimos años.
De hecho, y a pesar del avance tanto de las cotizaciones en la segunda mitad del año como de las ganancias corporativas, la ratio precio-beneficios (PER) se mantuvo sin apenas cambios, al pasar de 11 a mediados de junio a 10,850 en diciembre. Estos valores son inferiores a la media histórica de este indicador (13,4), hecho que suele asociarse a bajas valoraciones de los activos.
Situación similar vivieron las calificaciones crediticias de los emisores privados españoles ya que apenas experimentaron cambios significativos en el tercer trimestre de 2023, manteniéndose la mayor parte de la deuda española en niveles de alta calidad.
"Así, en septiembre el 90,1 % de la deuda española se agrupaba dentro de la categoría de grado de inversión (investment grade), una proporción ligeramente superior a la de marzo (89,7 %) y niveles similares a los del cierre de 2022", sostiene el supervisor.
Asimismo, sigue destacando la mayor calidad crediticia de la deuda del sector financiero frente a las sociedades no financieras: el 91,6% del saldo en circulación de la deuda de las primeras tiene grado de inversión, frente al 82,5 % de las últimas.
En las entidades financieras, el porcentaje de deuda de alta calidad aumentó ligeramente en el tercer trimestre del año, mientras que en las empresas no financieras el incremento fue más relevante, lo cual se explica en cierta medida por el proceso de desapalancamiento llevado a cabo entre las últimas y que les permitió afrontar en mejores condiciones el aumento de los costes financieros.
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Los criptoactivos en el punto de mira
Los riesgos más importantes que se observan en este ámbito están asociados a temas de integridad del mercado, de protección del inversor y de estabilidad financiera. Estos riesgos provienen de la propia naturaleza de este tipo de activos y de su posible uso en actividades ilícitas, en un marco de regulación todavía muy limitado y de ausencia de información de calidad suficiente con la que valorar algunos de estos riesgos.
Así, instituciones supranacionales como el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) llamaron la atención sobre los riesgos relacionados con los intermediarios de criptoactivos multifunción (MCI, por sus siglas en inglés). Estos intermediarios, explica la CNMV, son compañías o grupos de compañías que proporcionan un abanico muy amplio de servicios, productos y funciones relacionadas con los criptoactivos, habitualmente en torno a la operativa de un centro de negociación.
"La mayor parte de estas actividades tienen su análogo en el ámbito de las finanzas tradicionales, pero no suele proporcionarlas la misma entidad o, si lo hace, están sujetas a restricciones muy fuertes y controles que previenen o gestionan adecuadamente los conflictos de intereses y aseguran los procedimientos de gestión de riesgos", concluye.